Amas de casa, el arte de paliar la inflación

28 de Abril de 2024

Amas de casa, el arte de paliar la inflación

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El precio de algunas prendas de vestir, colegiaturas y hortalizas 
subió hasta 100% en las últimas semanas, lo que complica un panorama
económico dominado por la caída del peso frente al dólar, el nulo crecimiento económico y el desplome de los precios del petróleo

La escalada de precios de las últimas semanas mantiene el costo de una canasta básica de productos de consumo en niveles muy cercanos al máximo histórico.

En febrero, alcanzó un precio de mil 623 pesos, sólo 1.7% por debajo del nivel máximo histórico, registrado en septiembre de 2017, cuando una canasta básica costaba mil 652 pesos.

Algunos precios aumentaron más de 100%, como es el caso de algunas prendas de vestir, colegiaturas y hortalizas.

Quizá sin saberlo, pero basada en su experiencia para sortear los periodos de crisis económica, Concepción Flores es una avezada economista empírica que maximiza su gasto familiar para alimento, vestido, pago de servicios y hasta para viajar.

Si bien es una antropóloga egresada la UNAM y una exemprendedora, hoy está concentrada en ser ama de casa. Su destreza para maximizar el único ingreso familiar de su esposo, que es empleado en una tienda de artículos de papel, está fuera del alcance de la turbulencia de los mercados financieros del mundo que, ante la pandemia del coronavirus y la guerra de los precios del petróleo, están a un tris de generar una nueva recesión económica global.

›Tan sólo la semana pasada, la volatilidad de los mercados impactó a la moneda mexicana y a mediados de marzo la paridad cambiaria superó los 23 pesos por dólar.

La inflación anualizada en febrero fue de 3.7%, el nivel más alto en siete meses. En marzo, en los primeros 17 días, el peso estableció niveles mínimos históricos. El 16 de marzo, a las 07:45 horas (local de la Ciudad de México) el dólar se intercambió en 23.0745 pesos por dólar, una cotización no vista.

“Luego de la importante depreciación del peso mexicano, como consecuencia del desplome de los precios del petróleo, se corrobora que el tipo de cambio representa uno de los principales riesgos al alza para la inflación, y en la medida en que se continúen aplicando recortes a la tasa de interés de referencia, es de esperarse que ello se traduzca en una mayor sensibilidad y volatilidad de la moneda mexicana, pudiéndose reflejar ello a su vez en el Índice Nacional de Precios al Consumidor” (INPC), con el cual se mide la inflación, señaló Alejandro Stewens, economista del Grupo Financiero Scotiabank Inverlat.

El tipo de cambio, como el incremento de la oferta de dinero, el déficit fiscal y las tasas de interés son elementos que activan la inflación. Otro determinante del incremento generalizado de precios (inflación) es el volumen de bienes y servicios requeridos que compran las familias, empresas y gobierno (demanda agregada) o por la cantidad de productos y servicios que se ofrecen (oferta agregada).

En este último, los factores climatológicos también impactan los precios. Por ejemplo, en la agricultura, aunque también incide en otras ramas de la economía.

Por otro lado, una mayor demanda agregada genera incrementos de precios. Sin embargo, en 2019, con una economía estancada desde abril no se tuvo presión en la demanda y así la meta inflacionaria estuvo en el rango del Banco de México (Banxico) que es de 3.0% (+/- un 1.0%), durante ocho meses.

Por ejemplo, en 2019, el Producto Interno Bruto (PIB) decreció 0.15% y en diciembre inflación anual fue 2.83%, el nivel más bajo desde agosto de 2016, según los datos del Inegi.

Pero la inflación, según sea el producto o la ciudad, tiene diferente impacto. En Puebla (4.85%) es casi el doble respecto a la registrada en Mexicali.

Cacería de precios

“Maximizar el gasto familiar no sólo es hacer la comida todos los días, también hay que pagar la luz, internet, el celular y el transporte. En mi caso, no pago renta y por eso puedo ahorrar para viajar, y de vez en cuando comprar zapatos y algo de ropa”, comentó Concepción.

›“Las amas de casa nos dedicamos a buscar los mejores precios. Voy a Wal-Mart, la bodega Soriana (Soriana Mercado), tiendas Don Neto, el mercado (público en la Ciudad de México). En el tianguis nunca compro, engañan con muy buenos precios, pero roban mucho con la báscula”, agregó al mismo tiempo que añadió que otro secreto es comprar frutas o verduras de temporada.

Datos del Inegi muestran que de diciembre a febrero, el tomate verde pasó de 16.5 a 34.3 pesos el kilogramo (kg), es decir aumentó el 108%; la uva Thompson aumentó 100% a 95 pesos el kg; el tomate rojo (también llamado jitomate) aumentó 78% a 33.8 pesos. En tanto, la calabacita, el chayote y el plátano aumentaron de precio alrededor de 75%. La cebolla, aumentó 31% a 15.8 pesos el kg.

En el caso de la cebolla, el Inegi señala que en diciembre el precio aumentó casi 28% y en febrero disminuyó casi 11% el precio. Esos altibajos, precisó Roberto Márquez, un productor de cebolla, ajo y frijol en Puebla, es por lo cambios climáticos.

¿Y el apoyo al campo?

Roberto Márquez dice que en diciembre subió mucho de precio porque la lluvia afectó la cosecha en las principales zonas de producción. Sin embargo, tres meses después el mercado tiene una sobreproducción que permite encontrar el producto hasta en tres pesos el kilo. A ese nivel, dice el productor, una parte del campo se descapitaliza porque para producir esa variedad se requiere de dos pesos por kilogramo en la parcela y dos pesos más por kilo para llevar del campo a las bodegas.

Sobre la descapitalización de algunos productores de cebolla, se preguntó al agricultor en cuarta generación, que si ya obtuvo apoyos de los programas de crédito a la palabra, fertilizantes gratuitos entre otros. La respuesta es contundente: “No nos ha tocado la suerte de que nos visiten ese tipo de personas (Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, Sader) donde estamos produciendo”, lamentó. Además, dice que requiere de 300 bultos de fertilizante para las 60 hectáreas cultivadas de cebolla.

Para mantenerse en el campo, señaló Márquez, comprar cebolla en Chihuahua, Zacatecas y Guanajuato, “pero algunas veces nos quedan solamente de ganancia de 15 a 20 centavos por kilo”.

Dice que también se necesita el apoyo del gobierno federal para evitar temporadas de sobreproducción, sin embargo lamenta que “no tenemos ningún tipo de apoyo del gobierno”.

En ese escenario de potencial recesión económica global, se podría tener una mejor inflación, pero a un costo muy elevado por la contracción del empleo y el ingreso familiar.