Contra las grasas trans

29 de Abril de 2024

Contra las grasas trans

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México tiene uno de los índices más altos del mundo de muertes por el consumo de estas sustancias que se añaden a los alimentos para hacerlos más atractivos

México ocupa el quinto lugar entre los países con más muertes por enfermedad cardíaca coronaria atribuibles al consumo de las grasas trans (o ácidos grasos trans), con al menos el 5.82 % de los fallecimientos por esta causa.

En la lista de 194 países, hecha por el Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud (IHME) con base en datos del estudio Global Burden of Disease (2019), Egipto ocupa el primer lugar, Estados Unidos el segundo y países mediterráneos como España, Israel e Italia se encuentra en los últimos lugares.

Según la actualización de 2020 del estudio, enfocada en problemas cardíacos, se estimó que una dieta rica en ácidos grasos trans producidos industrialmente, que representa al menos el 1 % de la ingesta total de calorías, corresponde a casi 645 mil muertes en todo el mundo.

A inicios de la década de 1990 se han reconocido los efectos perjudiciales para la salud de estas sustancias que se añaden a los productos alimenticios para, sobre todo, hacerlos más atractivos al consumidor.

Los ácidos grasos trans aumentan el riesgo de cardiopatía coronaria al subir el colesterol “malo”, reducir el “bueno”, promover la inflamación sistémica y deteriorar la función de las células de los vasos sanguíneos.

Así, se calcula que, por cada aumento de 1 % en la cantidad de calorías diarias obtenida de las grasas trans, el riesgo de mortalidad por cardiopatía coronaria aumenta en aproximadamente un 12 por ciento.

Es por estas razones que la Organización Mundial de la Salud (OMS) lanzó en 2018 una iniciativa para que los países miembros establezcan políticas de control de estas sustancias en la industria alimentaria a más tardar en este 2023.

La propuesta de la OMS es que los países alcancen lo que llaman “mejores prácticas”, que son medidas legislativas que limiten los ácidos grasos trans producidos industrialmente en los alimentos “en todos los entornos”; los límites sugeridos son: hacer obligatorio que estas sustancias no rebasen los dos gramos por 100 de grasa total en todos los alimentos, o prohibir por completo su producción y uso como ingrediente en los alimentos.

En el caso de México, que ya tiene diversas medidas activas en el tema, como el etiquetado frontal que advierte de la presencia de estas sustancias, la OMS destaca, en el informe Cuenta regresiva para 2023 de la OMS sobre la eliminación global de grasas trans 2022, que ya tiene lista una iniciativa de mejores prácticas y que solo falta que sea aprobada en el congreso de la Unión.

¿Quién quiere a las grasas?

Existen algunos ácidos grasos trans de origen natural, los generan algunos animales y los productos lácteos y cárnicos pueden contener pequeñas cantidades de estas grasas; pero la principal fuente dietética de estas grasas es artificial: se crean en un proceso industrial que agrega hidrógeno a los aceites vegetales líquidos para hacerlos más sólidos.

Las grasas trans tienen muchas ventajas para la industria alimentaria: dan a los alimentos un sabor y una textura deseables y son fáciles de usar, económicas de producir y duran mucho tiempo. Debido a esto, muchos restaurantes, establecimientos de comida rápida y empresas productoras de comida usan grasas trans para freír los alimentos.

Sin embargo, además de aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades cardíacas, las grasas trans aumentan el riesgo de padecer accidentes cerebrovasculares y se han asociado con un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.

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