Radical: por un nuevo modelo educativo

9 de Mayo de 2024

Alejandro Alemán
Alejandro Alemán

Radical: por un nuevo modelo educativo

alejandro aleman

El segundo largometraje del cineasta de origen keniano -avecindado en Kentucky- Christopher Zalla, Radical (México, 2023), es el típico melodrama “arrebata lágrimas” sobre un profesor idealista que se sale del molde y que a contracorriente enseña a sus alumnos una forma diferente no sólo de aprender, sino de entender la vida.

Esta historia la hemos visto ya varias veces en el cine, desde la clásica Al Maestro con Cariño (Clavell, 1967), pasando por la más similar Con Ganas de Triunfar (Menéndez, 1988), hasta la meca de todas las anteriores: La sociedad de los poetas muertos (Weir, 1989).

La diferencia es que Radical está basada en el polémico reportaje de Joshua Davis para la edición de noviembre 2013 de la revista Wired, que bajo el llamativo título de “The Next Steve Jobs” narraba la historia de Sergio Juárez Correa, un profesor en Matamoros que daba clase en la escuela primaria José Urbina, situada a lado de un basurero y en uno de los estados más violentos del país.

Cansado de aburrir a sus alumnos con el modelo convencional de enseñanza, y sin ningún material de apoyo (su escuela no tiene internet, computadoras y a veces ni electricidad), Juárez Correa (interpretado por Eugenio Derbez) aplicó un sistema diferente que promovía la curiosidad, la creatividad y el trabajo en equipo. De su grupo destacó una niña de 12 años (portada en la famosa edición de Wired), Paloma Noyola Bueno, quien resultó ser un prodigio en matemáticas y la mejor calificada de todo el país en la ya desaparecida prueba ENLACE.

La cinta no puede (ni quiere) escapar de las convenciones del género (algunas secuencias son casi una calca de La sociedad de los poetas muertos), amén de que el guión se toma ciertas libertades creativas para elevar el melodrama, pero la extraordinaria cámara al hombro de Mateo Londono, de colores deslavados y encuadres cerrados, junto con la música a cargo de Pascual Reyes y Juan Pablo Villa, otorgan una atmósfera más cercana al cine documental.

La película no pierde oportunidad de lanzar ciertos dardos por demás pertinentes: es una crítica a la enseñanza convencional, anota la corrupción de los gobiernos que desvían los recursos destinados a la educación, y no elude presentar la violencia que rodea a estos niños, acostumbrados ya a caminar entre cadáveres.

Si la cinta funciona -así sea como efectivo vehículo complaciente y conmovedor- es gracias a su extraordinario reparto, un puñado de niños actores que le arrebatan la película a la estrella de este numerito: un Eugenio Derbez quien entrega (así sea casi por default) la mejor actuación de su carrera. Por primera vez el actor se despoja (casi) por completo de su impronta cómica para interpretar a un hombre convencido del potencial de sus alumnos en una cinta cuyo mensaje final va más allá del optimismo: el modelo educativo actual es obsoleto y si se desea lograr la anhelada movilidad social, este debe cambiar radicalmente.

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