The Lost Daughter: una maternidad confrontada

26 de Abril de 2024

Alejandro Alemán
Alejandro Alemán

The Lost Daughter: una maternidad confrontada

alejandro aleman

El gran triunfo de la actriz y ahora directora, Maggie Gyllenhaal, con su ópera prima The Lost Daughter (Estados Unidos, Grecia, 2021) es la velocidad y la precisión con la que crea atmósferas ominosas y claustrofóbicas, tan asfixiantes como inquietantes.

El logro (que no es menor) está compuesto no sólo por actuaciones brillantes (no sorprende dado el largo currículum de Gyllenhaal como actriz), sino por la fotografía y la edición (Hélène Louvart y Affonso Gonçalves, respectivamente) que rápidamente plasman, de manera por demás convincente, el flujo fragmentado de la memoria selectiva de la protagonista, todo mediante un montaje que privilegia los close-up y silenciosas pausas.

Así, los actores se enfrentan a la cámara sin red de protección alguna, tal y como la protagonista —extraordinaria Oliva Colman— se confronta con recuerdos que invariablemente le provocan pesar, dolor y culpa.

Basada en la novela homónima de la misteriosa escritora que firma con el seudónimo de Elena Ferrante, The Lost Daughter nos presenta a Leda Caruso (Colman), una mujer madura, catedrática inglesa de literatura comparada, que viaja solitaria a alguna isla griega para tomar vacaciones.

El idílico paraíso con una magnífica playa y sol resplandeciente se oscurece a la llegada de un clan de ruidosos turistas estadounidenses. Leda observa silenciosamente a la distancia las dinámicas de esta desesperante familia, pero repara principalmente en Nina (Dakota Jhonson), la infeliz madre de una ingobernable niña de tres años.

El invasivo caos desata memorias en Leda, quien se proyecta a sí misma décadas atrás, cuando cuidaba a su par de también ingobernables hijas que demandaban atención, mientras ella trataba no sólo de sostener un matrimonio lleno de frustraciones, sino además avanzar en su carrera como prometedora catedrática.

Si en We need to talk about Kevin (otra obra mayor sobre las trampas de la maternidad) todo era una serie de metáforas visuales que ilustraban la angustia de Eva (Tilda Swinton) ante su falta de instinto materno, en The Lost Daughter las metáforas son mínimas, pero la desesperación es palpable en la angustia in crescendo de su protagonista, quien poco a poco se enfrenta al severo juicio personal sobre sus decisiones pasadas.

Siempre sin juzgar a su atormentada protagonista, ambas cintas dinamitan la idea de la maternidad como un estado idílico para la mujer. The Lost Daughter incluso da un paso más, mostrando la difícil (¿imposible?) compatibilidad entre la maternidad y las metas personales. El “egoísmo” de esta madre que se califica a sí misma como “no natural”, una losa que sigue siendo difícil de cargar.

Síguenos en @EjeOpinion