El martes pasado se conmemoró el Día Internacional de la Mujer, más allá de todas las actividades que se llevaron a cabo, como fueron coloquios, conversatorios, exposiciones, muestras de arte, etcétera. La cereza del pastel fue una marcha pacífica en las principales calles, avenidas y plazas a lo largo y ancho de todo el país.
Sin duda la de mayor referencia y cobertura en medios de comunicación por su magnitud es la de la Ciudad de México, la cual tuvo un recorrido a lo largo de Avenida Reforma, Juárez y algunas otras calles del Centro Histórico, concluyendo en el Zócalo.
Las mujeres llegaron desde el medio día, unas vestían de negro, las más rudas, conocidas como el bloque negro y que esta vez sorprendieron a las mujeres policía con flores. Hay una escena que conmovió a propios y extraños, una de las manifestantes se quitó sus googles, se bajó el paliacate, le dio una flor a la policía y le dio un beso en su mano, de nuevo se coloca su equipo en la cara y sigue con su consigna.
Otra chica, le dio una flor a otra mujer policía y le pidió permiso para además darle un abrazo, lo cual ocurrió, y continúa cada una con sus tareas en la marcha. Aunque hubo muchos colores en la ropa de las manifestantes, la gran mayoría usó prendas color blanco y morado, lo cual visto desde el aire, hacía que se erizara la piel, pues combinaba con las flores lilas de las jacarandas que están plantadas por todo el recorrido.
Otra gran joya fue que al contingente se unieron algunas mujeres policías. Sólo en la Ciudad de México se calcula que estuvieron alrededor de 75 mil mujeres, unidas manifestándose en contra de las violencias de las que son víctimas. La marcha comenzó pasadas la 1 de la tarde y terminó más allá de las 9 de la noche.
La violencia de género es grave, sobre todo al extremo ya que es feminicida. Lo importante va más allá de un día que pretende generar consciencia, es el valor e importancia de una mujer y su impacto en la sociedad. Por ejemplo, lo que puede impactar el tener una mujer en la vida de cada ser humano, como muestra de ello es la mamá de uno de los agresores en el partido Gallos Blancos de Querétaro contra el Atlas de Jalisco, y que entregó a las autoridades a su hijo.
De forma y fondo las mujeres no se manifiestan para hablar entre mujeres. Las mujeres salen a la calle para ser escuchadas, sobre todo por los hombres y las autoridades. Para romper con el pacto patriarcal y por sus derechos.
Hay que hacer un reconocimiento a la labor realizada por las mujeres policías, no sólo por la larga jornada de ese día que comenzó en la madrugada, su talante y actitud, e integración en esta manifestación.
Desde días previos al 8M, esas mismas mujeres que forman parte de una corporación vital para la seguridad de la capital del país, tuvieron un encuentro con varias feministas. En esa charla intercambiaron sus puntos de vista y experiencias con varias mujeres que se manifestarían, y al tener cada una de las partes el punto y contra punto, abrió puentes de comunicación y comprensión entre todas. Una muestra de gran madurez y de construcción de una mejor condición para todas las mujeres. Y así es que como imágenes emblemáticas, los símbolos de ese diálogo y encuentro, flores, abrazos y el beso en la mano de las manifestantes.
NOTA AL PIE DE PÁGINA:
El ejercicio de la libertad de expresión es un valor democrático mundial, que en México sean asesinadas muchas de las personas que ejerzan esta libertad, es algo que debería preocupar más al Fiscal General de la República que al Parlamento Europeo, y nos hubiéramos ahorrado la respuesta “diplomática”.