Anastasia es una estudiante de posdoctorado en Países Bajos, donde vive desde hace ocho años. Ella acostumbraba a viajar en estas fechas a Moscú, donde vive su familia, pero el cierre de las fronteras y las sanciones de Europa en contra de Rusia debido a la guerra han frustrado sus planes este año.
“Es duro, porque me preocupan mis papás y no puedo ir porque es muy difícil volver”, comenta la estudiante para ejecentral.
Destinos europeos como Polonia o Finlandia han prohibido la entrada de turistas de origen ruso a su territorio, aún cuando en recientes días el número de ciudadanos rusos están buscando escapar de aquel país, a causa de las nuevas medidas implementadas desde el Kremlin.
Luego de que Ucrania comenzara a reportar avances sobre áreas dominadas por Rusia, la situación en la región ha tomado un giro aún más duro en los últimos días.
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Por ejemplo, en septiembre pasado el Ejército comandado por el presidente ruso, Vladimir Putin, perdió el control de regiones estratégicas como Izyum en Járkov, mientras que hace unos días se reconoció la pérdida de la ciudad de Lyman, en la región del Donbass, una zona que está en supuesto control total de Moscú.
Ante las crecientes derrotas, el presidente de Rusia, emitió un decreto el 21 de septiembre pasado, mediante el cual se convocó a 300 mil ciudadanos varones en edad de combatir para unirse a la guerra y quienes están apuntados como reservistas en las fuerzas armadas, tal como lo estipula el servicio militar obligatorio, a pesar de que son ciudadanos promedio y sin entrenamiento profesional.
A partir de ese momento, cientos de personas empezaron a dejar el país a través de las fronteras de Georgia o Kazajistán. Fuentes de la agencia AP estiman, que 196 mil rusos huyeron del país para evitar ser convocados a la milicia.
Pero mientras que para algunos ir a la guerra es inaceptable, hay otra parte de la población que lo considera práctico y es que en Rusia al menos 12 % de la población vive en la línea de pobreza, según fuentes oficiales.
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En conversación con un soldado ruso en la estación de trenes de Bélgorod, la noche del 6 de agosto, el joven de 24 años reconoció que se había enlistado al Ejército para combatir a Ucrania únicamente por la recompensa económica: “por tres meses al frente, me pagaron seis mil dólares”, respondió en tono entusiasta para este periódico.
El muchacho, originario de Moscú, recientemente se había graduado de la universidad y estaba buscando la manera de ayudar a su hermana y mamá con las cuentas de la casa, cuando a su instituto llegaron enviados de las fuerzas armadas a reclutar soldados, que aunque sin experiencia, podían incorporarse a las filas sin problema alguno.
›El Ejército de Rusia ha llevado a cabo una serie de reformas en los últimos meses para atraer a la mayor cantidad posible de elementos, ante una estrategia fallida que pretende ser llenada con números. Al hacerlo, ha separado a familias y roto los sueños de miles de jóvenes, como Alexander, quien iba a comenzar a estudiar un doctorado en Ingeniería aeronáutica en la Universidad de Bélgorod, cuando fue convocado a servir al Ejército como reservista “¿Ahora qué hago?”, preguntó el joven a las autoridades de la escuela en una reunión virtual celebrada el 29 de septiembre.
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La ira de Moscú también ha alcanzado a los territorios conquistados, en donde a pesar de que se siguen llevando a cabo enfrentamientos armados, se celebró un referéndum del pasado 23 al 27 de septiembre para hacer formal la anexión a Rusia de Donestk, Lugansk, Zaporiyia y el Jérson.
Un ejercicio que, a pesar del rechazo de Ucrania y de la falta de respaldo por parte de la comunidad internacional, culminó con un decreto de anexión por parte de Rusia.
Ante el avance político, más que militar de Rusia, el presidente Volodimir Zelenski pidió el 30 de septiembre la entrada acelerada de Ucrania a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Un día después, sin embargo, el representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, indicó que la anexión de Ucrania a la OTAN “no es una cuestión fundamental en este momento”, pues para Europa lo más relevante es seguir apoyando al país con armamento.
A Zelenski no le ha quedado más que resignarse con ver de lejos como Rusia captura su territorio con la promesa de que se va a liberar a todo el país. Moscú “va a liberar todos los territorios de Ucrania”, aseguró el mandatario el 30 de septiembre.
El recrudecimiento de la guerra ha significado además el incremento de una amenaza nuclear. El pasado 3 de octubre se difundió un video en donde se ve como un tren de la unidad que maneja el armamento nuclear de Rusia se dirige a la frontera con Ucrania, en tanto que también se puso en movimiento el submarino con material radioactivo Bélgorod, capaz de provocar un “tsunami nuclear”.
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›Ante el incremento de las repercusiones sociales, que hacen imposible dejar Rusia y acceder a dinero y a productos de necesidades básicas, además de las constantes amenazas bélicas, el gobierno de Estados Unidos y el de Italia pidieron a sus connacionales en el país que lo abandonen, ahora que aún es posible. El riesgo no es menor, la embajada de México en la exnación soviética también ha advertido a los mexicanos que sigan de cerca la situación y ha invitado a la población a que se prevenga y forme colectivos de emergencia.
En Bélgorod, ciudad cercana a la frontera, los ataques desde Ucrania crecen cada día. Como medida preventiva la región ha prohibido las clases presenciales y ha cancelado las festividades públicas.
Son tiempos de guerra en Rusia. Por seguridad, nacionales y extranjeros están abandonando el país, dejando sus sueños y a sus seres queridos detrás.
Este es el caso de quien esto escribe, y quien abandona este reporte a partir de hoy, con la prioridad de salvaguardar su vida fuera de este territorio.
La guerra continúa y parece ir en un recrudecimiento mayor. La operación especial en Ucrania parece que no terminará en las próximas semanas.
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