Al exprocurador Jesús Murillo Karam lo reportan desde prisión más enfermo, más delgado y más desorientado.
El problema para las personas cercanas es que nadie les cree y quien les cree en el gobierno federal no quiere pagar el costo político para llevarlo a su casa, para que esté médicamente vigilado, pero su memoria cada vez se deteriora más y hasta el resto de los presos se dan cuenta, por sus actitudes y comentarios, y por eso la única vía será un amparo para lograr determinar el domicilio como lugar de arraigo.
Aquí valdría la pena recordar que don Jesús ha sido trasladado al menos en cinco ocasiones de la cárcel a hospitales para atender su estado de salud.
La duda al final es, cuál será el fallo histórico-jurídico que quedará en el caso de don Jesús, ¿alcanzará a defenderse y ser declarado inocente o no?