CNDH, implosión no renovación

12 de Mayo de 2024

María Idalia Gómez
María Idalia Gómez

CNDH, implosión no renovación

maria idalia gomez

La toma de control de los órganos autónomos y su desmantelamiento en esta administración se está ejecutando de varias formas; una de ellas, la más común, es colocando al frente a personas fieles que, sin conocimientos, estrategia ni un verdadero plan para rediseñar las instituciones, llegaron sólo a cumplir una ciega misión.

Si bien es cierto que muchas de las instituciones de este país se llenaron de burocracia y se convirtieron en máquinas torpes y hasta depredadoras de recursos, eso no justifica su desaparición, pero sí su rediseño, el cual sólo puede llevarse a cabo con una visión integral.

El discurso para arremeter contra los organismos autónomos ha sido que han robado, usaron o se beneficiaron del poder de muchas formas, además de tolerar la impunidad y administrar la justicia en beneficio de intereses de grupos.

Pero este gobierno ha sido incapaz de someter a sanciones administrativas y procesos penales a esos corruptos funcionarios que llama el Presidente de cuello blanco. Repetirlo públicamente hasta el cansancio no hará justicia ni acabará, una vez por todas, con el círculo perverso de complicidades.

Hay muchos ejemplos, el más reciente es el de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos que acaba de hacer implosión y pronto será escombros si los ciudadanos no la defienden.

Este organismo nació con la urgencia de ser un dique contra los abusos del poder, en especial la tortura y la desaparición forzada. Su diseño y el trabajo de sus fundadores permitió que se identificara a los funcionarios responsables fueran sancionados, y quedaran marcados, también fue capaz de investigar y denunciar la inconstitucionalidad de leyes. Sus principales armas: la credibilidad y estatura moral.

Para aplicar la disminución de 75% del presupuesto, se paralizaron las actividades cotidianas de la Comisión, luego achicaron las áreas o desaparecerlas, porque “duplicaban tareas”, como ocurrió con la de VIH que sus cuatro integrantes ya fueron “cesados”.

En esta última semanas comenzó el despido de más empleados, contradiciendo el compromiso del Presidente de que hasta agosto ningún servidor público perdería su trabajo. Ahora, si bien una nueva administración puede correr a cualquiera de los servidores públicos que no cumplan sus tareas, lo debe hacer sin violar sus derechos laborales como sí está ocurriendo en la CNDH.

Por ejemplo, esta semana por “una queja de la presidenta”, Rosario Piedra, fue cesado, sin más explicación, el subdirector de Comunicación Social, Lázaro Serranía. No sólo cuando ya podía jubilarse, sino cuando está enfermo con posibles síntomas de Covid-19.

Al conocerse la noticia y las violaciones laborales a las que estaba siendo sometido, la CNDH mintió en dos comunicados. En el primero, el 180-2020 desmentía “categóricamente el ‘supuesto cese de labores y la falta de pago de su quincena’… toda vez que, por el momento, no existe constancia de cese y se han respetado en todo momento sus derechos laborales”.

Argumentó el organismo que Serranía se había “negado a pasar a recoger su cheque”, sabiendo que estaba enfermo y que desde hace 19 años recibe su quincena en depósito bancario.

Ante los insistentes cuestionamientos de los reporteros desaparecieron el chat oficial de la Comisión y crearon uno nuevo, en donde se colocó el segundo comunicado, el número DG/181/2020, igual de falaz:

“1.- Se desconocen las causas por la cuales fue eliminado el grupo de WhatsApp institucional de Difusión del trabajo y las acciones de la CNDH. Lamentamos las molestias ocasionadas y mantendremos abierto este canal de comunicación bajo los principios de transparencia, derecho a la información y libertad de expresión.

“2.- Asimismo, se ha iniciado una investigación en torno a las declaraciones del Lic. Lázaro Serranía Álvarez y de su análisis se tomarán acciones de inmediato para corregir actuaciones erróneas que se hayan presentado en el área”.

Esto podría parecer circunstancial, pero no lo es. Se trata de la institución que defiende los derechos de los ciudadanos frente los abusos del poder y para hacerlo hay que tener una alta estatura. Así que esta semana Rosario Piedra al faltar tan gravemente a la ética y mentir, perdió la credibilidad que heredó de su madre doña Rosario Ibarra.

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