¿El mundo al filo de una guerra total?

24 de Junio de 2025

Sergio Uzeta
Sergio Uzeta
Comunicador y periodista con más de tres décadas de experiencia, destacando su paso por Noticias de Once TV y Radio Fórmula. Ha sido Director General de Notimex y Director fundador del Canal Judicial de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Fue Gerente Corporativo de Comunicación Social en Pemex y Director de Información en la Presidencia de la República. Reconocido con el Premio Nacional de Periodismo, el Premio Pagés Llergo y el Micrófono de Oro, entre otros.

¿El mundo al filo de una guerra total?

Sergio Uzeta - columnista

La reciente ofensiva militar de Estados Unidos contra tres instalaciones nucleares en Irán —Fordow, Natanz e Isfahán— bajo la operación “Martillo de Medianoche”, marca un punto de quiebre en el ya volátil equilibrio geopolítico del Medio Oriente. Lejos de neutralizar la amenaza nuclear que alegan Washington y Tel Aviv, el ataque parece haber encendido una mecha cuyo alcance aún no podemos dimensionar del todo. El mundo asiste, una vez más, al peligroso juego de cálculos erráticos entre potencias que prefieren las bombas a las mesas de negociación.

Fiel a su estilo, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha calificado la operación como un “éxito espectacular”. Pero mientras él aplaude, el planeta contiene la respiración. Irán, por su parte, ha prometido represalias y acusa una “grave violación” del derecho internacional. La ambigüedad de su respuesta —entre la contención táctica y el deseo de revancha— sugiere que el verdadero impacto del ataque no será inmediato, sino estratégico. El cierre del Estrecho de Ormuz, por donde transita casi un tercio del petróleo mundial, o ataques selectivos a bases estadounidenses en la región, no pueden descartarse.

La geopolítica está en plena mutación. Rusia y China, aliados tácitos de Irán, han condenado la agresión. Europa, como de costumbre, se limita a exhortar al diálogo sin mayor influencia real. La ONU, debilitada por años de irrelevancia ante conflictos mayores, apenas alcanza a emitir llamados a la prudencia. El vacío diplomático es tan evidente como peligroso.

En el campo económico, el mundo ya empieza a sentir las ondas sísmicas. Los precios del petróleo han comenzado a dispararse y, de mantenerse esta tendencia, el impacto sobre la inflación y el crecimiento económico global será brutal. Países dependientes de la importación de energía —como México— podrían verse afectados por el encarecimiento del crudo, lo que impactaría de lleno en combustibles, transporte y alimentos. Si el conflicto escala aún más, podríamos estar al borde de una nueva recesión global.

Los escenarios posibles son tres: una guerra regional con múltiples actores involucrados (Hezbolá, Siria, Irak), una guerra de baja intensidad prolongada en el tiempo, o un regreso al terreno diplomático. El problema es que ninguno de los protagonistas parece dispuesto a ceder. Trump se juega su narrativa de “fuerza sin concesiones”, Netanyahu refuerza su tesis de seguridad preventiva y Teherán no puede permitirse quedar como el eslabón débil. La historia reciente nos recuerda que cuando todos se atrincheran en sus verdades absolutas, las guerras se vuelven inevitables.

¿Y México? Aunque lejano del teatro de operaciones, no está ajeno. Además del impacto económico por el encarecimiento del petróleo, un conflicto de gran escala podría generar nuevos flujos migratorios, alterar mercados globales donde México compite o depende, y tensionar aún más la relación comercial con Estados Unidos, en especial si se reactiva una lógica de economía de guerra. No es un conflicto remoto: es un conflicto globalizado.

La mecha está encendida. Y la pregunta ya no es si explotará, sino cuándo y con qué consecuencias.