Reporta el agente Pedro Fonseca y Lima, antes adscrito a Seguridad Pública en el Sector SFJEG, que se ha visto muy complicada su situación personal por la pandemia, pues ha tenido poco trabajo como investigador privado y el trago ha subido de precio por la ley seca y la escasez, en especial, de su anhelada cerveza Modelo (ha tenido, incluso, que intercambiar por otras marcas, algunas veces con detestables sabores y etiquetas que parecen salpicadas por rocíos de orinales artesanales).
Reporta el agente Fonseca y Lima que por lo anterior estuvo a punto de ir a suplicar que le devolviesen su antiguo trabajo, pero que cuando iba en camino, se topó con los líderes de un grupo de choque —conocido como el B.P.—, disfrazados de anarquistas góticos (o eso supone, porque vestían de negro) que iban de escautin por Polanco.
Reporta el agente Fonseca y Lima que los evadió porque reconoció a unx de ellos de antaño, que quizás estaba haciendo labor de inteligencia o contrainteligencia o alguna de esas faenas de las que el olfato de antiguo infiltrado le previene de toparse de bruces. Sin ánimo de saber, caminó largo y tendido un par de cuadras, hasta que, reporta, observó a otros del mismo grupo darks, que intercambiaban impresiones con otras personas a bordo de una ambulancia rotulada de Unidad Médica Móvil del gobierno federal.
Reporta el agente Fonseca y Lima que a falta de restaurante o cantina abierta desde la cual vigilar el vehículo de rescate y atención facultativa, decidió de improviso e impulso, implementar una operación harto riesgosa pero que resultó efectiva: aprovechando que portaba un cubrebocas, simuló un ataque de tos incontrolable y se acercó a la parte posterior para pedir auxilio.
Reporta el agente Fonseca y Lima que a su llamado primero acudió con molestia intempestiva y luego con acusado susto, un masculino de anteojos y cuasi puberta barba rala, cuya reacción fue un gritillo agudo y aguado, para después azotar la puerta mientras retrocedía horrorizado. En contraste, reporta Fonseca y Lima, el copiloto de inmediato lo ahuyentó con brusquedad militar: “váyase Don, que no estamos en servicio”.
Reporta el agente Fonseca y Lima que, al interior pudo observar que operaban un IMSI Catcher (mejor conocido como Stingray), que es un aparato de espionaje que gracias a la proximidad o cercanía, simula ser una torre de celular para interceptar la conexión entre un teléfono móvil y la verdadera torre de celular con el fin de poder espiarle su número único de identificación global que tiene todo teléfono celular, con lo que se hace posible su geo localización y hasta accesos a sus contactos, fotos y agendas.
Reporta el agente Fonseca y Lima, que esto confirma el rumor de los bajos mundos: con la Operación Mantarraya, el gobierno causa disturbios en ciertas zonas para que en un momento de alto estrés y desgaste, pueda interceptar y hurtar los secretos y contactos más íntimos de cientos de importantes opositores, figuras públicas, empresarios y hasta del personal de algunas embajadas, cosa que de otra forma, les tomaría varios meses, pues robar dicha información, solo es posible cuando estás cerca y cuando los celulares, reciben o realizan una llamada. Continuará...