El agente infiltrado Fonseca y Lima XLVI

8 de Mayo de 2024

J. S Zolliker
J. S Zolliker

El agente infiltrado Fonseca y Lima XLVI

Reporta el agente infiltrado Pedro Fonseca y Lima que según el plan trazado, pasado un rato que le pareció eterno, salió de la cajuela del auto que el cura había dejado entreabierta y por el ascensor se dirigió a la recepción (de sobra sabía por su experiencia en inteligencia y espionaje, que era mucho más factible que por simple logística de instalación, las escaleras tuviesen cámaras de vigilancia que no eran fáciles colocar en un elevador).

Reporta el agente Fonseca y Lima que su nueva habitación tenía una iluminación envidiable y que después de bañarse rápidamente en una regadera con mosaico negro, se cambió de ropa y al sentir que se encontraba a salvo, decidió salir a buscar un trago. Primero intentó en un entrepiso de las instalaciones, que asemejaba una hermosa biblioteca y cuya lámpara, parecía una taza de café inversa e inmensa. Se asfixiaba.

Reporta el agente Fonseca y Lima que cuando le vieron ansioso, los empleados le dijeron que aunque aún no había abierto el restaurante Apache, asentado en la planta más alta del edificio, podía mientras comenzaba el servicio, sentarse ahí para disfrutar de la espectacular vista que le presentaba la ciudad y la opción, le pareció mucho mejor que vagar por la ciudad, arriesgándose, en busca de un guaro.

Reporta el agente Fonseca y Lima que al encontrar la barra llena de alcohol y vacía de gente y atención, decidió tomar cartas en el asunto y traspasando la frontera del cliente, se atendió con una bebida que desde hacía tiempo, no paladeaba: un Dubonnet doble, otro tanto de ginebra, hielos y un twist de limón, tal y como lo bebía diariamente la reina de Inglaterra.

Reporta Fonseca y Lima que el Dubonnet es un licor de vino tinto fortificado, hierbas, quinina y 33 especias, utilizado para prevenir y combatir la malaria y la babesiosis y que después de disfrutar el primer sorbo, se acordó de Sonia Delaunay, que había pintado un cartel publicitario de contrastes simultáneos para que los soldados lo bebieran antes de la primera guerra mundial y que en el avión, leyó que pertenecía a la colección del museo Reina Sofía de España.

Reporta el agente Fonseca y Lima que la rubia espectacular de pómulos definidos y cintura angelical, se llamaba Carina Salazar y que la descubrió sentada sola, cuando la música de fondo sonó a Babooshka de Kate Bush, a un par de mesas de distancia, leyendo The second machine age, vestida con pantalones de mezclilla blancos y una blusa floreada y que le pareció que no había nada más sexy que la inteligencia femenina sin saber que horas más tarde, ya bebidos y bebiéndose, harían el amor con tal ternura y sincronía, que parecieran condenados a muerte.

Reporta el agente Fonseca y Lima que les interrumpió el amanecer y el amenazar brusco de un tipo rapado y malencarado, de barba poblada pero delgada y bien cuidada, con cuerpo atlético y de hablar y actuar brusco, que decía ser el chofer del padre de ella. Reporta el agente Fonseca y Lima que para su desgracia, habría de descubrir poco tiempo después que aquél que recientemente se había imbuido en la familia Salazar Ariana, había sido entrenado en Barcelona, Cuba y Palestina, para servir bajo las exclusivas órdenes de Andrés Salar.

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