La amenaza para la salud que supone el cambio climático es grave y creciente al punto que, por ejemplo, el mundo experimentará un aumento de 4.7 veces en la cantidad de muertes relacionadas con el calor en el próximo medio siglo, y sin embargo, gobiernos, empresas y bancos se siguen retrasando en la adopción de medidas contra el fenómeno, reclaman expertos en la revista The Lancet.
De acuerdo con las proyecciones globales del octavo informe anual de The Lancet Countdown on Health and Climate Change, que se publicaron esta tarde, la inacción climática está costando vidas y medios de vida en la actualidad; de hecho, el 27% de las ciudades encuestadas (141 de 525) ya informaron preocupación por el hecho de que sus sistemas de salud se vean abrumados por los impactos del cambio climático.
El informe representa el trabajo de 114 destacados expertos de 52 instituciones de investigación y agencias de las Naciones Unidas de todo el mundo, incluidas las organizaciones mundiales de la Salud (OMS) y la Meteorológica (OMM), y los autores denuncian la “negligencia” de gobiernos, empresas y bancos que continúan invirtiendo en petróleo y gas a medida que los desafíos y los costos de la adaptación se disparan y el mundo se acerca a un daño irreversible.
Sin embargo, “todavía hay margen para la esperanza”, afirma Marina Romanello, directora ejecutiva de la Lancet Countdown en el University College de Londres. “El enfoque de salud en la COP28 es la oportunidad de nuestra vida para asegurar compromisos y acciones”, pero depende de que las negociaciones puedan impulsar la eliminación rápida y equitativa de los combustibles fósiles, aceleran la mitigación y apoyan los esfuerzos de adaptación.
Romanello señala en un comunicado de prensa que cada segundo se emiten mil 337 toneladas de dióxido de carbono, lo cual significa que todavía “no estamos reduciendo las emisiones lo suficientemente rápido como para mantener los peligros climáticos dentro de los niveles que nuestros sistemas de salud pueden afrontar”.
Añade que “la inacción tiene un enorme costo humano y no podemos permitirnos este nivel de desconexión: lo estamos pagando en vidas”.
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