Hablando de chocolates, cuando don Francisco fue encargado de penales federales, dicen los que saben, obligó a su personal a comprar, a cada uno, una caja con 10 chocolates, dependiendo del cargo era a cómo se pagaba
Don Francisco se echó la puntada ilegal de enviar regalos, con su tarjeta de comisionado de migración, y de chocolate orgánico “Rocío”, negocio privado de José Ramón, Andrés y Gonzalo López Beltrán, hijos mayores del Presidente