Una pandemia de 35 años

9 de Mayo de 2024

Una pandemia de 35 años

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De acuerdo con el reporte de Epidemiología Registro Nacional de Casos de VIH y SIDA, el año pasado 7 mil 459 personas fueron diagnosticadas con el virus, 53% menos que el 2019 . No es por una mejor estrategia, es que la Covid obstaculizó el acceso a su tratamiento

Existe una pandemia que cumple 35 años, el VIH. El 2020 fue el año con menor cantidad de diagnósticos de este virus en dos décadas, pero no se trató de una mejoría en la prevención, sino que las personas dejaron de salir de casa debido al confinamiento y los servicios de salud en donde regularmente se les atendía fueron reconvertidos por la pandemia de la Covid-19.

Aún está lejos de acabarse esta pandemia, y por el contrario, los retos son mayores a causa del SARS-CoV-2, advierte Alaín Pinzón, director de VIHve Libre, quien en una sola imagen exhibe la realidad: de pie frente a las oficinas del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) con la mandíbula apretada, la vena del cuello resaltada, apuntando con su dedo inquisidor y sosteniendo una cartulina en la que denuncia el desabasto de medicamentos antirretrovirales para personas que como él, tienen VIH (Virus de la Inmunodeficiencia Humana).

Ese retrato corresponde a una manifestación del 22 de febrero de 2020, antes de que se declarara la pandemia, y fue polémico porque la comunidad de la diversidad y disidencia sexual emuló entierros frente al IMSS, arrojó pintura carmesí a los ventanales y vandalizó el Instituto. No era una petición, sino un grito de auxilio.

“Las personas con VIH no estamos dispuestas a callar, no estamos dispuestas a ser tratados y tratadas como ciudadanos de segunda y vamos a alzar la voz si las cosas no mejoran, si las cosas no cambian, si el servicio de salud que nos están dando es deficiente, si no me están dando mi medicamento y sobre todo, si no hay un trato digno que sepan que vamos a protestar”, afirmó Alaín Pinzon en entrevista con ejecentral.

›Semanas después de esa manifestación comenzó una etapa más compleja. Con la llegada de la Covid-19, las personas con VIH fueron declaradas población vulnerable, el confinamiento llegó y con ello las consecuencias en la salud física y emocional de las personas con VIH o SIDA.

“Esta pandemia quitó visibilidad, presupuesto e importancia a la otra. Las personas con VIH debemos estar bajo control virológico y lo que pasó con la Covid-19 es que todos los servicios de salud se reconvirtieron. ¿Qué pasó con todos los demás padecimientos crónico degenerativos?, pues nos encontramos con condiciones fatales a la larga. Cuando no estás bajo control médico a lo que te enfrentas es a la muerte”, explicó el activista.

De acuerdo con el reporte de Epidemiología Registro Nacional de Casos de VIH y SIDA, en 2020 un total de 7 mil 459 personas fueron diagnosticadas con el virus (6 mil 363 varones y mil 096 mujeres), 53% menos que el año previo, y se trató de la cifra más baja desde el año 2000. La mayoría de los casos (99.2%) adquirió el virus por transmisión sexual.

La baja en diagnósticos no ocurrió por una mejor prevención sino que la pandemia paralizó los sistemas de salud e incluso volvió imposible llegar a la meta de eliminar la transmisión perinatal.

“Teníamos la meta del 100% para este 2020, pero la pandemia no nos ayudó. El año que viene vamos a retomar las actividades para alcanzar este objetivo internacional”, sostuvo el experto del Departamento de Microbiología y Parasitología de la Facultad de Medicina de la UNAM, Roberto Vázquez Campuzano en diciembre pasado.

Alaín Pinzon aseveró que durante la pandemia, instituciones de salud han presentado servicios deficientes. En el IMSS una persona debe esperar meses para comenzar a recibir tratamiento y en el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) hay casos de personas que llevan dos años esperando que se les practique una carga viral.

No hay agenda y tardaré hasta que haya una cita o cuando acabe la pandemia”, escribió una de las personas que asiste a VIHve Libre que narró a este periódico cómo lo han tratado en el IMSS y la espera de seis semanas que acumula para recibir su tratamiento.

“Cuando te dan estas respuestas piensas que te vas a morir, que vas a terminar como una de estas películas ochenteras, lleno de sarcomas y en un hueso porque no pudiste acceder a tu tratamiento. Un diagnóstico de VIH lo transforma todo, te rompe la vida”, explicó Pinzón.

El VIH no solo es un tema de salud física, sino emocional, detalló el activista. “Todos los problemas sociales que acarrea un diagnóstico, como el estigma y la discriminación son lo que nos tiene agarrados del cuello, porque de nada nos sirve tener medicamentos y clínicas especializadas si no podemos tener acceso a salud mental y al trabajo. La salud mental de las personas que vivimos con VIH es deficiente por todos estos estigmas, discriminaciones y de estos discursos que nos responsabilizan de no coger”, explicó Pinzón quien ha estado de cerca con casos de discriminación laboral en los que jefes y patrones cuestionan sin cesar a las personas que piden permiso para ausentarse debido a que están bajo tratamiento y temen revelar su diagnóstico y perder su empleo.

Yo le digo a las personas en VIHve Libre, pues a la chingada, porque el VIH no te define, no te describe, no te limita, no dejes que otra persona lo haga’”, señala..

Desprotegidos. La reconversión de servicios de salud dejó a las personas con VIH en una situación vulnerable por la falta de atención

VIHve Libre

Desde junio de 2019 Alaín Pinzón inició con
VIHve Libre, un espacio seguro para personas con el virus, que el tiempo y la llegada de la pandemia lo hicieron sentir como “en un tren bala”. Actualmente atienden a más de 40 personas con medicamentos, despensa y apoyo psicológico.

Cuando comenzaron solo había dos psicólogos, pero ahora buscan expandir su equipo de terapeutas a 10, debido al crecimiento de solicitantes de ayuda. En la organización todo es completamente voluntario, porque no reciben financiamiento alguno.

El mayor aprendizaje que tenemos con las acciones y los programas que realizamos es que las personas siempre regresan y nos dicen ahí está, ahí te van estas despensas, ahí te van estos medicamentos, ahí te va esta lana porque cuando yo no tenía nada ustedes me ayudaron sin cobrarme nada”, relató su director Alaín Pinzón.

el dato. Con la pandemia, pueden pasar meses para que una persona reciba su tratamiento y medicamentos especializados

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