Iglesias no hacen su tarea

25 de Abril de 2024

Oscar Moha
Oscar Moha

Iglesias no hacen su tarea

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Datos numéricos que arroja el Censo de Población y Vivienda 2020 evidencian que las Asociaciones Religiosas han desatendido su misión principal: el mejoramiento de la vida de los creyentes. En la última década, las Iglesias descuidaron la labor social que se supone cumplen. Su trabajo ha sido insuficiente, incluso con sus mismos integrantes y están perdiendo adeptos porque los Ministros de Culto también perdieron el rumbo.

John Wesley, iniciador del Metodismo en el mundo, dejó una máxima que ha servido de inspiración para miles de congregaciones protestantes y de otras religiones: “haz todo el bien que puedas, por todos los medios que puedas, de todas las maneras que puedas, en todos los lugares que puedas, en cualquier tiempo que puedas, a toda la gente que puedas. …”. Es decir, el trabajo social que deben realizar las comunidades de fe son tanto, o más importantes que la labores cúlticas-religiosas que llevan a cabo, según los mismos iniciadores de los movimientos de fe más importantes del país.

Hace más de un siglo, a su llegada a México, las Iglesias Protestantes Históricas se distinguieron por la creación de escuelas, dispensarios médicos, círculos literarios y de excelencia académica, en tanto que la Iglesia Católica instituyó Universidades, hospitales, organismos de ayuda humanitaria y defensoras de los derechos humanos; mientras que los judíos emprendieron empresas para dar trabajo a miles de mexicanos. Pero en las últimas décadas la misión de los Ministros de Culto se inclinó más por hacer de la fe un negocio y una moneda de cambio político, ofertando a sus seguidores al mejor postor.

Según el INEGI, en la última década aumentaron el número de divorcios, los embarazos de menores de 20 años y las personas que prefieren la unión libre, aquellas que no formalizan su vínculo civil y mucho menos religioso. En un solo año (2019) se registraron más de 160 mil divorcios administrativos y judiciales, a un ritmo de casi 440 por día, sin faltar aquellos que continúan casados, pero no habitan el mismo domicilio, y los que viven separados, principalmente por razones de violencia intrafamiliar, lo que protagonizan un divorcio técnico bajo un mismo techo.

En los últimos 10 años el número de hogares monoparentales y aquellos en donde la jefatura de familia está a cargo de una mujer van al alza al igual que el número de delitos, aunque no así las denuncias. Pocas personas pueden levantar la mano cuando el Ministro de Culto pregunta quién no han sufrido un robo, un asalto en su domicilio, en la calle o la pérdida de su vehículo o aparato celular a manos de ladrones.

Se incrementan además las tasas de desempleo, de lo cual no están exentas las personas que militan en alguna de las más de 9 mil 500 Asociaciones Religiosas con registro. Casi un 30% de quienes asisten a una congregación cristiana se autoemplean o dedican al comercio informal.

Contrario a lo que exageradamente han anunciado líderes en el sentido de que habría hasta 30 millones en el país que profesaban una fe cristiana, el INEGI informó que sólo hay poco más de 14 millones de evangélicos. Quizá las Iglesias Cristianas y los Testigos de Jehová son quienes han crecido numéricamente, aunque su activismo social disminuyó.

Los datos del Censo pueden no tener exactitud, ya que organismos paraeclesiales de origen evangélico, números que refieren las oficinas de Asuntos Religiosos en los Estados, Alianzas Pastorales en distintos municipios del país y las estadísticas internas de cada denominación cristiana, desde las que cuentan con un solo templo hasta las que tienen más de 5 mil (pentecostales, bautistas, adventistas, Asambleas de Dios y presbiterianas) arrojan que hay al menos 18 millones de evangélicos en México, sin embargo esa membresía se ha “catoliquizado”: no son miembros activos, sino sólo de membrete, o por tradición en un porcentaje menor, aunque significativo.

Hay datos que no registra el Censo, como la drástica disminución de personas que deciden convertirse en pastores, sacerdotes o rabinos. El “llamamiento” o la “vocación religiosa” se pierde cada día. También crece la diversidad religiosa intrafamiliar, o sea aquellos hogares donde habitan los padres de fe católica y tres hijos, uno de los cuales es evangélico y dos sin creencia.

Es probable que el desdoro de las Iglesias no se deba tanto a lo que enseñan y dejan de hacer, sino al ejemplo que dan sus militantes, pero sobre todo sus líderes y por ello es que la próxima década en lugar de un 10% de personas sin religión tengamos el doble, si es que la tendencia política de los Ministros continúa al alza.

PALABRA DE HONOR: En desesperación total los minipartidos que buscan candidatos a puestos de elección popular que aporten no sólo talento, sino recursos económicos, para autofinanciar sus propias campañas. Actores, expolíticos, chapulines, atletas, aunque no hayan terminado la preparatoria, deben aportar una buena cantidad que les asegure una curul y una limosna para el Partido que los postule. Dependiendo del cargo y del partido es el cheque.