Increpan víctimas al general Sandoval: "¡Vivos los queremos!”

Las víctimas irrumpen, lo confrontan con el mismo reclamo: “¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!”. Están ahí para recordárselo, están ahí para impedirle que lo olvide. El mensaje también lo escuchó el presidente Andrés Manuel López Obrador, que estaba allí, presidiendo el acto, observando.

El general Luis Crescencio Sandoval intentó ignorar la hazaña. Los gritos lo obligaron a apartar los ojos del discurso previamente preparado para el arranque de actividades de la Comisión para el Acceso a la Verdad y el Esclarecimiento Histórico y el Impulso a la Justicia de los Hechos Ocurridos entre 1965 y 1990.

El secretario de la Defensa Nacional intentó sutilmente acallar los reclamos que se escucharon desde el auditorio, al subir la voz para proseguir la lectura, de la cual no perdió el hilo conductor, pese al rostro desencajado y el ceño fruncido.

Tenía el único micrófono colocado en el templete que formaliza la inauguración de una nueva etapa que, según las autoridades, antes era inconcebible: víctimas y gobierno trabajarán unidas para esclarecer la época de la guerra sucia a través de la apertura de archivos que revelan represiones, desapariciones y asesinatos, así como el acceso a los campos de detención ilegal.

Lo que también obligará a llamar a militares a ofrecer testimonios y la convocatoria a la Fiscalía General de la República (FGR) a reactivar al menos 245 carpetas de investigación.

Ahí, frente al único micrófono que monopolizaba la participación en este evento histórico, el general no se tambaleó y no cedió.

Aunque logró imponerse por algunos minutos, resurgió el mismo clamor de verdad y justicia. Se escuchan los gritos de “¡vivos los queremos, vivos los queremos!”, entre el auditorio que no le da tregua a Sandoval hasta que culminó el discurso en aquel campo militar ubicado en el estado de México, en la que décadas atrás fue escenario de detenciones ilegales.

Sin atender el dolor de las víctimas, sin ofrecer respuesta, el general dejó el micrófono, agachó la mirada y, luego, caminó hacia su asiento junto al presidente López Obrador; de la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum Pardo; del subsecretario de Derechos Humanos, Alejandro Encinas; Rosario Piedra, presidenta de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH); y las hijas de las víctimas, Micaela Cabañas y Alma de los Ríos Merino.

Y, en medio del clamoreo que no cesa, López Obrador tomó el micrófono y refrendó su apoyo al general.

“Yo quiero agradecerle mucho al general, al secretario, por estar demostrando en los hechos, su lealtad”, así de contundente su respaldo del mandatario que décadas atrás no tenía tanta empatía por los militares.

Segundos después, hizo lo mismo con las Fuerzas Armadas, cuya imagen se ha deteriorado por acciones violentas, y el mandatario insistió, como lo ha hecho en varias mañaneras, que sólo acatan las órdenes giradas por los propios presidentes.

La tarea de la Comisión de la Verdad será el tercer intento por descubrir dónde están los desaparecidos, los jóvenes, líderes, mineros, campesinos y guerrilleros, que entre los 60 y 90 no se sabe dónde están, porque las fuerzas de seguridad, estatales y federales, incluyendo militares, los desaparecieron.

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