Aunque en México no celebramos el 1° de abril, es una fecha que me gusta tener en cuenta por la tradición francesa de hacer bromas o regalos absurdos (también se festeja en Estados Unidos, Portugal, Alemania, Finlandia, Bélgica y algunos otros países). En Francia se le llama Le poisson d’avril (pescado de abril) y en los Estados Unidos es el April Fools’ Day.
Hasta mediados del siglo XVI, las celebraciones de año nuevo comenzaban el 25 de marzo y terminaban el 1° de abril. Y no fue si no hasta 1564, que el rey Carlos IX a través del decreto de Roussillon, trasladó el año nuevo al 1° de enero. Esta nueva fecha la aprobó el Papa Gregorio XIII, por lo que al nuevo calendario se le conoce como Calendario Gregoriano.
La leyenda cuenta que algunas personas siguieron festejando este día y dando regalos, incluyendo las colonias protestantes estadounidenses, que tardaron en adoptar el nuevo calendario por lo que fueron considerados tontos, “los tontos de abril”. Al principio seguramente por burla o para ridiculizarlos, se comenzaron a dar regalos falsos, incoherentes o desatinados, costumbre que con el tiempo se hizo tradición.
En Francia, sin embargo, la historia parece ser un tanto diferente. Durante la cuaresma, se ofrecían alimentos o pequeños pescados, hábito que con el paso de los años se transformó en dar regalos de poco valor, como pescados de mentiras o bromas. Por ejemplo, en el siglo XIX era costumbre dar a la novia un paquete con la consigna de cocinarlo en el campo, cuando la joven lo abría, encontraba junto a un dibujo de un pescado, un ramo de flores. A los niños se les daban pequeños juguetes en el centro de una madeja de lana y a los hombres se les ofrecían ostras frescas.
También se dice que la veda de pesca del mes de abril (que iniciaba justo el día primero) desesperaba a los pescadores, que impacientes deseaban la reapertura de la estación de captura, por lo que la gente les regalaba –burlona- falsos peces.
Cualquiera que sea el origen de este día, hoy los niños disfrutan pegando dibujos de peces hechos y recortados en papel en la espalda del primer incauto que se les cruce. La tradición no sé si es tan graciosa, sin embargo, la factura de estos peces es lo que más parece divertirles. Esta festividad se asemeja en cierto sentido a nuestro 28 de diciembre, Día de los Inocentes, donde las bromas, las mentiras y los regalos bobos no se hacen esperar.
Festejemos la vida, que para eso cualquier fecha es buen pretexto.
¡Hasta la próxima!