A darle duro a Maduro

14 de Mayo de 2024

Sergio Muñoz Bata

A darle duro a Maduro

Creo que solo la resistencia política interna puede obligar al gobierno venezolano a cumplir el mandato constitucional del referendo revocatorio y aplaudo a los ex presidentes latinoamericanos que denuncian el autoritarismo de Maduro

La salida democrática a la crisis política en Venezuela se cae de madura. Hay que permitir que los ciudadanos ejerzan su derecho al voto, respetando los artículos de la Constitución Bolivariana que establecen el referendo consultivo y advierten que “todos los cargos de elección popular son revocables”. Lo que impide la solución democrática es la porfía de Nicolás Maduro que le teme al referendo y el servilismo del Consejo Nacional Electoral que se niega a cumplir la norma constitucional que le obliga a realizar el conteo de las firmas de quienes apoyan el referendo.

¿Por qué se opone al referendo el gobierno de Maduro? Le pregunto al escritor venezolano Sergio Dahbar, “porque sabe que lo perdería y puedo animarme a decirte que con 10 millones de votos. Incluso diría que algunos chavistas también quieren el revocatorio porque saben que ya Maduro no puede con el país. Y eso para Maduro es intolerable.”

Concuerdo con Dahbar, y es por ello que sospecho de la sinceridad de la reciente visita de tres ex presidentes, José Luis Rodríguez Zapatero de España, Martín Torrijos, de Panamá y Leonel Fernández de República Dominicana. Los tres dijeron que fueron a abogar por un diálogo entre el gobierno y la oposición, pero ¿sobre qué pueden dialogar estos dos enemigos irreconciliables si el gobierno ya decidió que no va a permitir que se celebre el referendo?

¿Estaré equivocado? ¿Sirvió para algo la gestión de los tres amigos encabezada por Zapatero le pregunto a Peter Hakim Presidente Emérito del Think Tank, El Diálogo Interamericano, “no sirvió para nada”, me dice, “me imagino que Zapatero tuvo otros motivos para ir a Caracas pero no sé lo suficiente de la política española como para saber por qué fue a Venezuela”.

Yo también desconozco las entrañas de la complicada política española pero me parece que visitas como esta solo sirven para darle oxígeno a Maduro y para hacerle creer al mundo que el gobierno está dispuesto a dialogar. El apego que muestra Maduro por Zapatero y su hostilidad contra Felipe González, ambos ex presidentes y ambos miembros del Partido Socialista Obrero Español, aumentan mis sospechas de que la visita de Zapatero fue una farsa.

“No hay diálogo posible mientras Maduro permanezca en el poder”, me dice Hakim, “los dos lados viven en diferentes planetas. Maduro se niega a ver la realidad, y la oposición, que está profundamente dividida, se niega a admitir que el chavismo conserva un 25 o 30 por ciento de apoyo popular”.

Por otro lado, me preocupa tanto la belicosidad del discurso de Maduro como el despliegue militar que ha ordenado. Inmiscuir a las fuerzas armadas en un conflicto político genera ansiedades y especulaciones a ambos lados del espectro político. Los más sensatos, sin embargo, descartan la probabilidad de que en Venezuela vaya a darse un golpe de estado. “Si hay presión callejera”, me dice Dahbar, “el papel de las fuerzas armadas debe ser contener a los locos. El país debe encontrar una salida en el mundo civil, institucional, dentro de lo que indica la Constitución vigente. Un golpe militar sería una locura y un retroceso mayor”.

Y mientras la situación económica del país se deteriora cada día más, el escenario político también parece haber llegado al límite. La semana pasada, la Asamblea Nacional de Venezuela solicitó formalmente a la Organización de Estados Americanos que aplique la Carta Democrática por considerar que la democracia y el estado de derecho han sido gravemente vulnerados en Venezuela. Su aplicación podría desembocar en una suspensión temporal de Venezuela en la organización. Y aunque reconozco la disposición del actual secretario Luis Almagro para defender el sistema democrático en el hemisferio veo imposible que dos tercios de los países miembros tengan el valor necesario para votar por la suspensión.

Yo no creo que el diálogo entre las partes resuelva nada ni creo en la viabilidad de la aplicación de la Carta Democrática, creo que solo la resistencia política interna puede obligar al gobierno a ceder, y aplaudo la protesta externa expresada por los más de veinte ex presidentes de países de América Latina que con firmeza y valor denuncian la ruptura del orden constitucional en Venezuela y desenmascaran el autoritarismo del régimen chavista.

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