Las campañas político-electorales son, sin duda, el caso más acabado de la política en acción; por ello, desde hace mucho tiempo estudiarlas y encontrar las mejores formas para lograr su propósito –que no es otro sino lograr el triunfo en las urnas– ha sido el punto central de un debate de largo aliento.
En este sentido, el marketing político ha tenido un desarrollo notable, instalándose como una técnica indispensable en toda campaña que se respete, señala el consultor y experto en Marketing, Rafael Vargas Pasaye. En primer término, es necesario cambiar la perspectiva de tópicos tales como preguntas y respuestas por el de preguntas y mensajes, asumiendo que el candidato debe aprovechar todos los espacios para trasmitir sus propuestas y fortalecer su presencia entre los ciudadanos. Igualmente, la importancia del manejo de las emociones, teniendo en cuenta que la gran mayoría de los electores ante la boleta responde en buena medida a partir de las emociones que le generan las campañas, y si bien es cierto, no es conveniente caer en un sentimentalismo que muestre al candidato como vulnerable, es necesario que temas como la esperanza de un cambio o de un bienestar futuro se trasmitan con emoción y también con realismo. El contacto del candidato y sobre todo, la cercanía que trasmite a la sociedad, son elementos clave, pero que deben manejarse con cuidado para evitar mensajes que lejos de ayudar se vuelvan una carga para el o la candidata. Al respecto, si bien el contacto personal es el medio ideal, evidentemente no es posible realizarlo más que en un número limitado de casos, pensando en un proceso electoral de nivel estatal y mucho menos nacional, por lo que el contacto con muchos electores será indirecto ya sea a través de mensajes telefónicos o de correo electrónico o bien, a través del equipo de campaña del candidato, que será el conducto para hacer llegar artículos promocionales, los cuales deberán de ser de buena calidad y entregarse con un mensaje adecuado a los electores. Resulta de vital importancia reiterar cuanto sea posible el mensaje o mensajes de la campaña, a fin de posicionar al candidato en la mente del elector, sin embargo, es claro que si el mensaje no resulta efectivo, por más que se repita no se traducirá en contacto con el candidato. Algunos elementos clave para el manejo de la imagen del candidato en los medios es la paradoja de que siendo el candidato un político, proyecte una imagen que no sea la de un político, dado el descredito que los políticos tienen a nivel social y la importancia de mostrarse como una persona accesible y cercana. No obstante, es necesario no perder de vista que si bien procurar que la imagen del candidato en la campaña sea lo más visible, no debe caerse en la saturación, pues ello lleva al desgaste y puede provocar reacciones de rechazo. En ese mismo sentido, repetir que un candidato va a la cabeza en las encuestas provoca y señala que lleva a pensar a muchos electores que la elección ya está decidida, situación que refleja de alguna manera lo que está siendo la elección presidencial de nuestro momento actual.
@jlcamachov