CDMX y su magia

26 de Abril de 2024

Diana Loyola

CDMX y su magia

diana loyola

Asomarme a esta ciudad es descubrirme, entender que soy parte de esa sangre que fluye por sus calles y avenidas. La Ciudad de México es un universo en sí misma, un sistema intrincado y sofisticado que soporta a casi nueve millones de habitantes. La distribución agua, luz, alimentos, el buen funcionamiento del drenaje son labores titánicas y poco perceptibles (salvo cuando fallan).

Hay 170 museos qué vivir, sentir, donde descubrir la memoria y las historias que han ocupado a la humanidad. Dejarse abrazar por sus espacios, integrarlos a la experiencia de mirar y aprender del arte expuesto. Expandir nuestras perspectivas a través de la mirada propia y la ajena, de la creación, la imaginación y los mundos personales de los artistas. Somos una ciudad rica en exhibiciones permanentes y temporales, en galerías con acervos nutridos y variados, en espacios culturales para todas las edades e intereses.

La gastronomía es un punto y aparte: llena de comelones profesionales, la Ciudad de México cuenta con restaurantes, cafeterías, mercados, puestos callejeros, taquerías; garnacherías, torterías, cantinas, hamburgueserías, fondas y cenadurías. Los madrugadores puestos de tamales y atoles, las cocinas fusión, alta cocina mexicana; la vegana y vegetariana; cupcakerías, chocolaterías, churrerías, restaurantes de cocina internacional, pizzerías y un largo etcétera, que pueden satisfacer a todos los gustos (desde el más simple hasta el más exigente) en todas las delegaciones que la conforman. La fortuna de contar con una tierra generosa nos da la oportunidad de poder comer todo el año con productos frescos de enorme calidad.

Si miramos con cariño sus calles, parques o avenidas, es fácil descubrir pequeñas historias que se cuentan solas. Los niños por la mañana corriendo a la escuela con cartulinas enrolladas y los cabellos todavía húmedos del baño matinal, los parques con gente paseando a sus perros, corriendo o sentada en bancas ocupándose de sus pensamientos. Las avenidas llenas de autos histéricos transportando prisas, sueños, compromisos, pendientes, conquistas personales y retos. Camellones con viejos árboles habitados por mil pájaros, mariposas blancas (por estos meses), ardillas equilibristas y lagartijas jugando a esconderse.

Es cierto que hay mucho por hacer, por mejorar; es cierto que la corrupción, la inseguridad y la ineficiencia de los transportes públicos son el pan de cada día, pero en cada uno de los habitantes de esta tierra única, está la oportunidad de quejarnos menos y hacer más. De generar menos basura, menos desperdicio de agua, de luz, de recursos, ser responsables con lo que nos toca, cumplir con nuestras obligaciones y exigir más activamente nuestros derechos. Un ejemplo sencillo es la calle donde vivo, nunca se ha inundado en estación de lluvias, pero cada vecino se ocupa de barrer su acera, evitando que las coladeras se tapen. No dar ni ofrecer “mordidas” es un buen comienzo para frenar las corruptelas (sí es posible, se los aseguro). Y así, pequeños actos diarios que multiplicados por todos hacen grandes avances y diferencias.

Elegir es una bellísima palabra que podemos transformar en calidad de vida. Elijamos sonreír más, disfrutar más, apreciar y aprovechar el clima noble que tenemos, elijamos despertar un poco antes y salir con tiempo, elijamos ver con ojos amorosos las virtudes de esta ciudad: su luz, cultura, buenas costumbres, su generosidad, que también son las nuestras. Elijamos vibrar en armonía con nosotros mismos, con los que nos rodean, con lo que nos rodea. Elijamos ser mejores vecinos, mejores profesionistas, mejores personas.

Regalémosle a esta ciudad la oportunidad de tener mejores ciudadanos. Ciudad de México es un lugar tan mágico o tan trágico como decidamos vivirlo. ¿Qué vamos a elegir hoy?

@didiloyola