Los programas puestos en marcha por los gobiernos federales en los últimos 40 años para combatir la pobreza en México han repetido fallas de diseño, monitoreo e involucramiento de los beneficiarios, señaló el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
En su estudio 40 Años de Estrategias de Coordinación Interinstitucional para la Política de Desarrollo en México se analizaron los programas Coplamar, Progresa, Microrregiones, 100x100, la Cruzada Nacional contra el Hambre y la Estrategia Nacional de Inclusión.
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Estos dos últimos planes fueron puestos en marcha por la administración federal del presidente Enrique Peña Nieto.
En el análisis se explica que estos programas no definieron objetivos claros y el problema que buscaban atender, lo que evitó que se establecieran aspectos básicos como las intervenciones necesarias, la población objetivo y las instituciones que debían estar involucradas.
“Esto significa que no existe un nivel óptimo de actores o dependencias que deben estar involucradas en la toma de decisiones ni tampoco del número idóneo de instrumentos de política (programas o acciones de Gobierno) que deba ser articulado para lograr una intervención coherente”, señala.
Como ejemplo de estas deficiencias, el estudio toma la estrategia 100x100, implementada durante el sexenio del expresidente Felipe Calderón, cuyo objetivo era impreciso: promover el desarrollo integral de los municipios con mayores rezagos sociales.
Lo anterior, advierte, se debió a que en ningún caso el Gobierno federal contó con la información necesaria para focalizar sus acciones.
Así, detalla, fue hasta que la Coordinación General del Plan Nacional de Zonas Deprimidas y Grupos Marginados (Coplamar) se puso en marcha que se llevaron a cabo estudios, mientras que Progresa definió sus objetivos sin que existiera información suficiente sobre los hogares a atender.
Ante estas fallas, las estrategias antipobreza quedaron sujetas a los programas sociales existentes, aún cuando éstos no respondieran a las necesidades de cada una de ellas, señaló el Coneval.
La dependencia advirtió que los estados también tienen una responsabilidad en el fracaso de los planes, toda vez que la respuesta de éstos ante la dispersión de la política social ha sido indistinta.
“En lugar de crear una estrategia propia, otros estados han decidido contribuir con sus programas y recursos a la estrategia de coordinación impulsada desde el Gobierno federal. En estos casos, los Gobiernos estatales se convierten en una pieza más que debe ser coordinada”, indica el análisis. (Con información de Reforma). DC