La bandera del odio en París

12 de Mayo de 2024

Salvador Guerrero Chiprés

La bandera del odio en París

France Paris Attacks

The Eiffel Tower illuminated in the French colors in honor of the victims of the attacks on Friday in Paris, Monday, Nov. 16, 2015. France is urging its European partners to move swiftly to boost intelligence sharing, fight arms trafficking and terror financing, and strengthen border security in the wake of the Paris attacks. (AP Photo/Daniel Ochoa de Olza)

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Daniel Ochoa de Olza/AP

La principal bandera enarbolada antes, durante y después de los atentados de violencia en París es la del odio.

Es políticamente correcto relacionar esos eventos con la expresión terrorismo y declarar, como lo hizo el presidente estadounidense Barack Obama, que constituyen un “atentado contra la humanidad”.

Sin embargo, es difícil ignorar la indisposición desde las elites “de occidente” a la descalificación semejante por los bombardeos ocurridos, por decisión francesa y estadounidense, a las poblaciones donde tiene influencia el Estado Islámico (EI) y en las cuales, inevitablemente, habrá personas que sin pertenecer a esa organización, en el supuesto de que esa pertenencia justificara la muerte por la violencia del bombardeo, son víctimas de una violencia que se les impone desde el occidente o desde la propia construcción identitaria del EI. Los franceses han vivido esta discusión reactivada en Europa: por la ocupación de Argel en los 50 y Vietnam en los 60. Los estadounidenses la han vivido desde el inicio de la Guerra Fría y hasta la fecha.

Para los europeos, especialmente los ingleses y algunos segmentos de las elites académicos continentales, es común, la identificación del debate según el cual “terrorista de unos es el luchador de otros”.

Además, localizados geográfica e intelectualmente más cerca de los acontecimientos de tensión internacional más relevantes de los últimos 70 años, están más dispuestos a un equilibrio de reflexión y acción para su propio entendimiento de lo que llamamos la seguridad nacional y la seguridad global.

Respaldar, simultáneamente, al gobierno y al pueblo de Francia y a las víctimas de los bombardeos en Siria, “dirigidos contra el Estado Islámico” es imposible desde la bandera del odio.

Las naciones están integradas mediante un complejo sistema de exclusiones e inclusiones y son el modelo predominante de identificación colectiva desde donde puede elaborarse un discurso de lo internacional.

Sin embargo, la guerra y el terrorismo, muy bien conocida y desarrollada industrialmente por los europeos durante las dos grandes guerras del siglo XX, fue indispensable, según sus propias historias, para extinguir, paradójicamente, la continuidad de la guerra, el terrorismo y las violencias de todo tipo relacionadas con ellas.

Bomba atómica incluida, la saturación de instrumentos para sembrar el terror y advertir con el despliegue de la guerra el fortalecimiento de lo colectivo y de lo nacional no es una peculiaridad del mundo árabe insurgente.

Es humana, histórica y alternativamente es usada por todos los actores internacionales y en todos los casos debería ser reprobable.

Ninguna bandera de lo nacional es suficiente contra la bandera del odio que han desplegado los amigos y enemigos de Francia y los amigos y enemigos del Estado Islámico.

Mucho por debatir y resolver.

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