Belgrado tiene un río: El Danubio, que cruza diez países europeos. El río tiene un puente: El Pancevo. El Pancevo tiene a Renato Grbic.
Pescador de abolengo. Desde hace quince años con una profesión añadida. Grbic salva vidas a partir de un soleado día de septiembre cuando vio algo caer desde el puente. Al principio creyó que era un objeto que alguien lanzaba pero al acercarse vio a un hombre agitándose en el agua. Le preguntó qué hacía y el hombre le contestó que intentaba quitarse la vida. Grbic recuerda haberle contestado: “Un día tan maravilloso y usted quiere suicidarse”. Después de una larga negociación el hombre aceptó sostener la mano del pescador.
A partir de ese momento Renato ha salvado veinticinco vidas. Lleva la cuenta y registra los rostros. Hombres y mujeres de todas las edades y estratos sociales. Se lanzan del Pancevo por ser el Danubio el río mas ancho, frío y con corrientes más fuertes en Belgrado. La nota de Jovana Geca acerca del “Superman del Danubio”, como lo llaman en su ciudad, inunda la prensa internacional.
Una joven regresa cada año a celebrar con Renato su “segundo cumpleaños”, y festejan juntos el día en que la rescató.
Pocos sobrevivientes agradecen; algunos menos regresan. Sin embargo Grbic se lamenta cuando escucha que alguien ha saltado y él no estaba ahí, y agrega: “siempre estoy mirando al puente”.