¡No nos engañemos!

26 de Abril de 2024

Ricardo Eguia

¡No nos engañemos!

Ricardo

No se necesita intelectualizar para concluir que la versión de la “democracia” mexicana es reducida, simplista, torcida, excluyente y anacrónica...

Trato de embonar armónicamente sin caer en la disonancia y aunque no canceló expectativas y esperanzas de cambios verdaderos que permiten al país salir del vórtice letal de la atonía por una mala economía con retrasos, tercermundismo atávico, pobreza y agudizada desigualdad me parece, salvo mejor opinión, que los rudimentarios procesos electorales son engañifas distractoras para seguir sembrando en tierra yerma y con esos remedos de democracia prolongar indefinidamente el estéril “más de lo mismo...”

Pretender que la democracia se reduce a votar por uno u otro partido cuando todos son iguales, se comportan igual al llegar al poder y se olvidan en automático de las exigencias de la población empobrecida y de los graves problemas de violencia, inseguridad y de la corrupción descomunal, brutal, ruinosa que hoy es la principal y destructiva “zona de turbulencia” de este país, es tener una visión simplista de la democracia real, más aún cuando la transa es sin pausa y la auto-indulgencia post-electoral de los partidos es sin causa...

Volviendo al primer párrafo y bordando en este espacio reducido sobre la asaz equivocada versión de la “democracia” mexicana de manera sumarizada intentaré explicarme sobre la pobreza, taras y vicios reeditados donde en cada elección escalan “Las más despiadadas campañas” (Secretario de Gobernación dixit) paridas por un sistema de partidos muerto pero insepulto que de manera troglodita, salvaje e irresponsable azuzan el odio social con una sarta de improperios, descalificaciones, exposición descarnada de sus leperadas en pasados comunes sucios y truculentos que han compartido en sus alternancias nefandas en el poder y que en su descarada, obscena y vil disputa por el botín violan impunemente esas leyes que como bandidos se aprobaron deliberadamente confusas, abigarradas, complicadas para así burlarse no solo de un "árbitro” débil, complaciente, demasiado costoso e incapaz de aplicarlas ni de poner orden, sino además repetido el infame desdén por el electorado que aún votando siempre sale derrotado por la pachorra post-electoral tramposa de los partidos que vuelven a sus cuevas a relamerse las heridas o la miel según sea el caso y desde ahí aliados de nuevo, coludidos, enhebrados burlarse otra vez de la población para legislar aviesos, torcidos, a destiempo y con premura, sin dictámenes previos sobre las Leyes Secundarias del “Sistema Nacional Anticorrupción” mismo que a todos los partidos por igual les causa escozor, pruritos y hasta pánico cérvido, por lo que desde ahora se sabe habrán de mutilar en ese zarrapastroso período extraordinario de sesiones.

Aquí una breve digresión: ¡Habida cuenta de esas torales Leyes reglamentarias contra la corrupción, la población tendrá que estar muy atenta a los votos de Gil Zuarth y sus congéneres azules en el Senado así como de ese panismo mimético, camaleónico, elitista aliado de la cleptocracia nacional en la Cámara de Diputados si ladinos y perversos votan a favor del hampa de cuello blanco que asuela al país y por ello pasar del triunfalismo exultante y mayestático al linchamiento popular! (Hasta aquí la digresión). Canalizar después del voto del hartazgo por la corrupción y la impunidad en los tres poderes y los tres niveles de gobierno es el verdadero desafío colectivo...

La ciudadanía no debe bajar la guardia en el tema eje que es el verdadero combate a la corrupción y cuya columna vertebral son las leyes reglamentarias del Sistema Nacional Anticorrupción...

Como colofón de mi aseveración del primer párrafo sostengo que la “democracia” mexicana es reduccionista al constreñirla como armatoste para el desenfreno y burdo acomodo de los partidos a través de elecciones manipuladas, tramposas, muy costosas y luego judicializadas; simplista al sobrevalorar la “simple alternancia” entre dos partidos hegemónicos como si fuera la panacea a todos los añejos males que tienen hundido al país; torcida donde campean las rebatingas, las traiciones y el cinismo de los partidos que se piratean candidatos mismos que sin rubor alguno brincan de un partido a otro con total desfachatez; excluyente al execrar y complicar arteramente la participación ciudadana que intentó oxigenar la democracia real con las candidaturas independientes como opción valedera ante la cerrazón sectaria de camarillas en las cúpulas partidistas y anacrónica en la medida que está totalmente cooptada por la partidocracia esclerotizada y por eso digo ¡no nos engañemos!

Concluyo: ¿Gana el PAN siete gubernaturas con tres ex-priistas y un cachirul?

¿Se conforma el panismo con ganar Quintana Roo con un ex-priista que apareció de una semana a otra bajo las siglas del PAN?

¿Es motivo de regocijo panista “ganar” Veracruz con otro ex-priista con sucio pasado, altamente cuestionable e impresentable por malhechor, facineroso e insaciable corrupto?

¿Tiene bases sólidas ese delirio mesiánico y cuadro sicótico post-electoral del PAN con la midriasis estrabótica y disnea acesante de la Magui de Calderón? a la que se le fueron las cabras al cerro del 2018 y ya montada con prisa en la ola de esos “triunfos” pírricos del domingo pasado hacen eclosión sus obscenas, regresivas e incontenibles ambiciones...

¿El PAN displicente y arrogante es proclive y aquiescente a diluir las leyes secundarias del Sistema Nacional Anticorrupción?

¿Es el PAN parte del engaño y de otra falsa promesa de evitar supuestamente se destiñan y se reduzcan a simple papel higiénico las leyes reglamentarias anticorrupción?

Los partidos a pesar del rechazo ciudadano conservan jugosos presupuestos y prerrogativas, se redistribuyen cotos de poder, fortalecen alianzas contra-natura como el PANERREDÉ ya que solos ninguno puede y han hecho del pactismo la última frontera de la confabulación, pero desafortunadamente eso no se reflejará en mejores políticas públicas ni de apoyo a la población empobrecida...

Se repetirán los vicios, los yerros y las corruptelas de la “docena trágica” de Fox y de Calderón.

¡La alternancia bipolar no es en modo alguno el fin de la podredumbre ni el fin de la crispación nacional y seguirá la vigorosa rebelión ciudadana poniendo el acento en el centro del argumento la descomunal corrupción en los partidos, los sindicatos y en toda la administración pública!

¡No entenderlo así sería como dijo Borges “ociosas canoas” enfiladas hasta la nausea de Sartré y hacia los hechizos de la adicción a la repetición del “más de lo mismo” como la peor calamidad!!! email: eguia.associates@gmail.com twiter: @REguiaV

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