El Procurador me ha pedido que publique este enigma, pues solo el 2% de la población puede resolverlo y es urgente…
Se llama Jaime Lemlock y es el nuevo y flamante Procurador General de la República. Su encargo, grave y complejo que le comunicó el mismísimo Presidente en total confidencia la noche que le entregó el despacho, es solamente uno: desarticular a la más grande banda del crimen organizado que tiene fustigado al país entero.
Se dice que Lemlock es un hombre brillante. La prensa lo ha alabado desde su nombramiento, y parece que con merecida razón. Apenas han pasado dos meses de su nombramiento oficial y en un golpe de suerte, en un operativo exitoso, limpio y dirigido por él, sin que se efectuara un solo disparo, logró apresar al líder del grupo criminal.
Los diarios reventaron de júbilo por la noticia. Al poco tiempo recibió llamadas de felicitación que incluyeron al Presidente y al embajador del poderoso país vecino. No es para menos. El Beta —como se le conoce al capturado—, es un criminal desalmado. Lo mismo está involucrado en secuestros, que en trata de blanca y en tráfico de personas para esclavitud, que en asesinatos varios, como cuando hace tiempo, al parecer, ordenó la ejecución de 365 migrantes (uno por cada día del año) cuyo único pecado fue pasar por la plaza de aquel, sólo para mandar un rudo mensaje al gobierno: o dejan de dañar mis negocios, o podrán venir a pescar cadáveres en ríos de sangre inocente.
El procurador Lemlock sin embargo, lejos de festejar la captura, está tenso. Sabe perfectamente que en él y en su institución recae la responsabilidad de una tarea aún más importante que la captura: el presentar un caso judicial sólido y que respete el debido proceso, para que el criminal pueda ser condenado y encarcelado. Él no será como sus antecesores en la Procuraduría General, quienes permitieron con el mal armado de expedientes, que salieran libres temibles criminales, afectando no sólo la imagen de la institución, sino la percepción social general de impunidad reinante en el país. Y tiene que andarse con especial cuidado, porque tiene impuesto a un subprocurador que es su jurado enemigo político y quien hará todo lo posible por verlo fracasar.
Por todo ello, Lemlock solicitó a un juez federal que le concediera a El Beta el máximo arraigo permitido por la ley: cuarenta días. Tiempo que le serviría para armar un expediente completo e impecable con la ayuda y asesoría de los mejores abogados y penalistas del país. Sin embargo, se han topado con un problema grave: en las pesquisas e interrogatorios no han logrado que “el Beta” confiese la fecha exacta en la que ordenó la ejecución de los 365 migrantes; sin tal fecha como prueba fehaciente, al no haber más testigos que una fosa de cadáveres, el caso pende de un hilo. En especial porque el subprocurador adversario, le tendió una trampa: mandó hacer un análisis de los cuerpos encontrados, a un laboratorio de criminalística extranjero, el cual ha anunciado que tendrá resultados concluyentes hasta dentro de dos meses, tiempo en el que el arraigo habrá vencido y en el que El Beta, debiera estar ya prisionero. ¿Qué pasaría si la fecha de los asesinatos presentada por el laboratorio no coincide con la fecha que Lemlock presente como prueba? Simple, El Beta podría salir libre por falta de pruebas contundentes y exactas.
Entonces a Lemlock se le ocurre una idea brillante: interrogar a los vecinos que El Beta tiene en el arraigo, pues se imagina que quizás el criminal les haya revelado tan importante dato.
Los contiguos arraigados de El Beta son El Ken y El Cans, quienes le revelan la siguiente información: en una borrachera y presumiendo que su inteligencia es superior a la de cualquiera, El Beta por separado, le dijo al Ken el mes y al Cans el día en que cometió el crimen. Y ninguno, sabía la fecha completa. Sin embargo, después de interrogarlos, Lemlock pudo armar las siguientes 10 posibles fechas en un pizarrón que ambos delincuentes vieron:
Mayo 15 Mayo 16 Mayo 19 Junio 17 Junio 18 Julio 14 Julio 16 Agosto 14 Agosto 15 Agosto 17
Preocupantemente, hoy amanecieron muertos tanto El Ken como El Cans en sus recámaras de arraigo y Lemlock ahora sólo tiene una pequeño video donde los entrevista y tiene que deducir la fecha: —No sé cuando cometió el crimen, pero sé que El Cans tampoco lo sabe, dijo El Ken. —Al principio no sabía la fecha en que El Beta cometió el crimen, pero ya la sé ahora después de ver las 10 opciones, agregó El Cans orgulloso. —¡Ya! —gritó contento El Ken— ¡Entonces yo también sé cuando se cometió el crimen!, sentenció, y ninguno volvió a abrir la boca después, por más esfuerzos que hizo Lemlock.
El tiempo apremia. Le quedan unas horas para entregar el expediente al Juez. El procurador Jaime Lemlock me pide que les trasmita su llamado de auxilio por esta vía, pues sabe que sólo el 2% de la población podrá resolver el enigma y quizás usted sea una de esas personas: ¿Cuál es la fecha correcta?
Sígame en twitter: @zolliker y deme su respuesta. Ahí publicaré la solución correcta a este viejo enigma, en 24 horas exactas (a las 900 horas del día 6 de mayo).