¿Cuál tragedia?

26 de Abril de 2024

Juan Antonio Le Clercq
Juan Antonio Le Clercq

¿Cuál tragedia?

Le Clercq

Cada determinado tiempo la frustración presidencial se desborda. En Los Pinos esperan reconocimiento, un aplauso popular que creen haberse ganado a pulso, y reciben sólo críticas y memes. Peor aún, el gobierno enfrenta niveles de desaprobación nunca antes vistos y la campaña del candidato oficial es repudiada.

En un tono que mezcla al padre regañón y al motivador de coaching, nos llaman a reconocer lo alcanzado y que valoremos las maravillas de la creación sexenal. La voz se torna sombría para advertirnos sobre las nubes de tormenta y las terribles consecuencias de seguir el camino a los infiernos del populismo.

Nada de esto es nuevo, hemos escuchado la misma cantaleta una y otra vez conforme la putrefacción del sexenio ha avanzado. Ya chole con sus quejas, ya sé que no aplauden, no hay chile que les embone, las buenas cosas también cuentan… diferentes atavíos lingüísticos para la misma frustración y exigencia de reconocimiento.

El nuevo episodio se llama “¿cuál tragedia?”: “Por eso cuando dicen qué mal estamos o algunos refieren qué mal está nuestro país, ha sido una tragedia lo que ha México le ha ocurrido. Pues francamente es no querer ver o no reconocer lo que sí hemos logrado y los avances que tenemos. Que por supuesto nos falta mucho, pero no pongamos todo en la canasta de qué estamos mal, sepamos reconocer el avance y el logro, y contrastarlo con el México que éramos”.

Por un lado sorprende la candidez presidencial. ¿En verdad piensan que algún votante se va a convencer y definirá su voto gracias a las arengas oficiales? ¿Creen que aquellos que van manifestar su indignación votando por Morena lo pensarán dos veces luego de escuchar el discurso presidencial? Ni los cuarenta mil millones despilfarrados en propaganda han servido ni servirán para convencer a los ciudadanos, ni a los propios priistas. Hubiera ayudado más a Meade un deslinde claro con el sexenio y sus excesos.

Pero sorprende más la permanente disociación con la realidad nacional. Desde marzo pasado y faltando ocho meses para que concluya la administración, se rebasaron las 102 mil 859 averiguaciones previas por homicidio del sexenio anterior. Pero la hemorragia no para: en los primeros meses de 2018 la violencia sigue creciendo y puede superar lo ocurrido en 2017; Article 19 ha documentado recientemente mil 986 agresiones y 41 asesinatos contra la prensa en los últimos seis años; los asesinatos de servidores públicos y candidatos se acerca a la centena en este proceso electoral; esta semana fuimos testigos, en video y a todo color gracias a las redes sociales, de un atentado por parte de una organización criminal en contra el exfiscal y actual secretario de Trabajo y Previsión Social de Jalisco.

Sobre corrupción sobra hablar. El gobierno ha sido ciego o indiferente ante la desviación de miles de millones de pesos a través de las empresas fantasmas, ha actuado tarde y forzado ante el saqueo de recursos en los gobiernos estatales y no ha tenido mucha disposición para investigar la complicidad de funcionarios federales en el caso Odebrecht.

Llaman a ver avances y no pensar en la tragedia, así de frívolo, cuando la violencia, la inseguridad y la corrupción arrasan nuestras instituciones y la vida cotidiana de los ciudadanos. Hasta su propio candidato ha tenido que reconocer a regañadientes que en materia de inseguridad el sexenio ha fracasado. Más que pedir que veamos el vaso medio lleno y que aplaudamos las proezas presidenciales, sería oportuno que el gobierno federal entendiera la tragedia que enfrenta México y asumiera su responsabilidad política.