Hacksaw Ridge: locura genial

26 de Abril de 2024

Alejandro Alemán
Alejandro Alemán

Hacksaw Ridge: locura genial

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@elsalonrojo

¿Por qué un hombre va a la guerra? En Hacksaw Ridge, el adolescente Desmond Doss (extraordinario Andrew Garfield) se enlista en el ejército de los Estados Unidos, en plena Guerra Mundial, ante la irrefrenable necesidad de ayudar a su país en combate. El problema es que su religión y sus creencias personales le impiden no sólo portar un arma sino tampoco matar a nadie (“No matarás”).

Por extraordinario y ridículo que suene, esta historia fue real; luego de soportar las burlas, el castigo e incluso la cárcel por su negativa a tomar un rifle y aprender a matar con él, Desmond Doss logra llegar al frente de batalla que no es sino el infierno mismo. Mel Gibson, que nunca será sutil, se encarga de llevarnos a esa carnicería que fue Hacksaw Ridge con lujo de detalle sangriento. El director rebasa el nivel de crudeza de cintas como Apocalypse Now, Platoon o Full Metal Jacket en secuencias con un nivel de realismo y crueldad como jamás se había visto: vísceras que explotan frente a la pantalla, ratas que comen los cadáveres de los soldados caídos, torsos humanos usados como escudos, la muerte instantánea que llega en ráfagas tras las trincheras. Demasiada violencia en una historia sobre un hombre que justo aborrecía la violencia.

Siempre excesivo en su trazo de brocha gorda, Gibson sin embargo tiene un punto: sólo mostrando aquel terrible infierno se puede entender la magnitud del heroísmo de Doss. Y es que este hombre, que se negaba a matar en plena guerra, logró rescatar a 75 soldados de aquel baño de sangre en Okinawa, siendo el primer objetor de conciencia que gana una medalla al valor.

Obsesionado con las figuras crísticas, Gibson hará de Desmond Doss todo un mártir que carga la cruz no una ni dos sino 75 veces (todos aquellos soldados que se echa a espaldas para rescatarlos), verá sus manos sangrando cual si fueran atravesadas por clavos, soportará la herida de una lanza en la costilla y, no importando el castigo, seguirá y seguirá hasta alcanzar la gloria, subir al cielo, resucitar al tercer día.

Una película extenuante y extraordinaria. Cruda, violenta y a la vez humana. Mel Gibson está loco, sí, pero es sin duda un loco genial.

Ingeniero, locutor y crítico de cine con más de 10 años de experiencia profesional.