Sólo 3.2% de los días son limpios en la CDMX

26 de Abril de 2024

Sólo 3.2% de los días son limpios en la CDMX

contaminacion

En el último año sólo 12 días con niveles de aire de buena calidad, esto refleja la carencia de estrategias

franciscopazos@ejecentral.com.mx

Jorge padece una irritación en la garganta que se agudiza con una tos seca que aparece cada vez que fuerza la voz al hablar.

Aunque sus síntomas están relacionados con una bacteria que venció a su sistema inmunológico, fue la contaminación ambiental lo que le facilitó enfermarse.

“Cuando respiramos ozono, es como si respiráramos ácido y ese ácido nos raspa la garganta”, explicó Jorge Macías Mora, director de Desarrollo Urbano en el World Resources Institute México (WRI), en entrevista con ejecentral a propósito del Día Mundial del Medio Ambiente.

Como Jorge, miles de capitalinos relacionan las enfermedades de las vías respiratorias con el calor. El alza en este tipo de padecimientos, asegura el especialista en calidad del aire, está vinculada con la llamada “temporada de ozono”, durante la cual, las condiciones climatológicas y la radiación solar favorecen la concentración de este contaminante criterio, es decir, aquellos que han identificado los expertos como perjudiciales para la salud.

“Lo que es más grave es que este problema nadie lo está viendo”, mientras las autoridades repiten y justifican los altos índices de contaminación que por segundo año afectan a la capital del país, con “condiciones atípicas de calor”.

La crisis que suma dos años y que para el especialista del WRI ya no puede ser adjudicada a fenómenos climáticos atípicos, también es resultado de un estancamiento en las políticas públicas que ya no responden a las exigencias actuales.

Macías recordó que la Ciudad de México es la única del país en la que en los últimos 20 años se lograron avances para reducir 50% las emisiones de gases contaminantes, a pesar de que desde 1990, la flota vehicular creció 400 por ciento.

Para Gabriela Niño Gómez, especialista en cambio climático y calidad del aire, ese estancamiento también responde a que, durante las últimas dos décadas “se dejaron de hacer cosas en torno a la calidad del aire” y por eso las acciones que se implementaron durante la década de los noventa ha dejado de funcionar.

La experta medioambiental coincidió con Macías Mora sobre la corresponsabilidad de los gobiernos de entidades federativas que integran a la Megalópolis como Morelos, estado de México, Puebla e Hidalgo, y su urgencia para encontrar una solución.

Un botón de muestra

La falta de políticas medioambientales de nueva generación se ha reflejado en las condiciones que afectan a la Zona Metropolitana del Valle de México. En el último año, considerado desde el 5 de abril de 2016 a la misma fecha, pero de 2017, los habitantes de la Ciudad de México y de los municipios conurbados tan sólo han respirado 12 días con niveles de calidad buena de aire.

Todas estas jornadas se registraron el año pasado. Fueron once durante el segundo semestre, cuando la temporada de lluvia fue más intensa, y desaparecieron justo a finales de noviembre, cuando las tormentas pararon y el frío nuevamente propició condiciones climatológicas que encerraron los contaminantes en la parte baja de la atmósfera. Durante 2017, el saldo para los habitantes de la capital del país y de los municipios conurbados, empeoró. No tuvieron ni un solo día con buena calidad del aire, según reportes que el Sistema de Monitoreo Atmosférico (Simat) publica diariamente.

Este 5 de junio, los capitalinos y la Megalópolis poco tienen que celebrar con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente, en medio de contingencias ambientales casi permanentes y planes que, desde la crisis ambiental de 2016, pocos resultados han dado para abatir la contaminación. Del paquete de medidas anunciadas durante la crisis medioambiental de 2016, el gobierno federal sólo avanzó en la modificación de la norma federal para la medición de Imeca, que se hizo más estricta.

Sobre el resto del plan para impulsar el uso de energías limpias o para ampliar y mejorar los servicios de transporte público, en los que se invertirían 11 mil millones de pesos, poco o nada se ha hecho.

Incluso la modificación a la norma medioambiental para determinar los máximos permitidos para la concentración de contaminantes como el ozono y las partículas suspendidas PM 2.5 y PM 10, sigue sin ser lo suficientemente estricta para garantizar la salud de la población.

“Cuando se dice 100 puntos de Imeca, es 100% la norma federal. Si yo bajo la norma federal que antes era de 60 partes por millón y ahora son 50 (ppm), 200 puntos eran 120, antes, y ahora son 100”, esto significa, explicó Macías Mora, que la norma es todavía dos veces más estricta que lo que era antes. “Esto no quiere decir que no tengamos un problema ambiental. Lo tenemos y necesitamos hacernos más exigentes” debido a que en comparación con “los límites que establece la Organización Mundial de la Salud, seguimos tres veces por encima de ellos”, mencionó.

A lo anterior debe sumarse que el gobierno federal únicamente logró, con modificaciones a la Norma Emergente 167, que se “regresara al estado original” de clasificación del parque vehicular con base en que cada unidad cuente o no con una computadora para clasificarlas en hologramas de verificación 1, 2 o cero.

La aplicación de beneficios fiscales para el pago de tenencia, distintos entre las entidades de la Megalópolis, ha provocado que los gobiernos estatales opten por la recaudación de impuestos sobre políticas medioambientales que protejan la salud pública.

Macías consideró que, para regular este tipo de fenómenos, la Comisión Ambiental de la Megalópolis debería homologar políticas públicas que sean aplicables a todo el Valle de México, y que eviten que los gobiernos prioricen la recaudación sobre la protección a la salud.

El inicio de la temporada de lluvias nuevamente ha dado un respiro a la capital y a las autoridades megalopolitanas, que contarán por lo menos con seis meses para empujar nuevas políticas medioambientales, antes de que las condiciones meteorológicas nuevamente propicien la concentración de contaminantes.