Súper Desconocido

26 de Abril de 2024

Luis Alfredo Pérez

Súper Desconocido

nfl

EJECENTRAL

Cada vez que se viene encima el fervor de un Super Tazón, me doy cuenta de que los estadounidenses difícilmente creerían el nivel de popularidad que el futbol americano tiene en Europa. Y puestos a imaginar cosas, también sería sorpresivo en un país con tanta afición como México, donde desde hace mucho tiempo se retransmiten todos los partidos de la NFL, muchos niños juegan en ligas pequeñas, e incluso existe una Liga Mayor.

El nivel de popularidad del futbol americano en Europa es nulo. Cero. Inexistente.

Los partidos no se transmiten por televisión. Los periódicos no sólo no informan sobre los jugadores legendarios, los momentos épicos, y las jugadas inolvidables, sino que ni siquiera dan los resultados. Peor aún: el juego no se comprende. Si se le pide su opinión a un europeo sobre el futbol americano ––sí es que lo conoce–– la respuesta irá en este tenor: “¿Por qué llevan tanta protección los jugadores? Si son tan malotes, que se dejen de cosas y jueguen rugby.”

Así que la semana pasada, mientras los periódicos y las televisiones en Norte America se llenaban de sesudos y no dudo que interesantes análisis sobre las razones por las cuales ambos equipos debían ganar, cuales eran sus puntos débiles, y lo impresionante que se ve Kate Perry con estampado de balones, los periódicos europeos se limitaron, en el mejor de los casos, a dar una pequeña nota sobre el furor en marcha.

Independientemente del país, estas notas suelen estar firmadas por reporteros escépticos, que recurren al tono que usan los adultos al hablar de las costumbres infantiles inexplicables y definitivamente inmaduras.

Año tras año la estructura de estas notas es igual. Lo primero es resumir quiénes disputan el partido final y en qué condiciones llegan. Aquí es importante notar que la expresión “Patriotas de Nueva Inglaterra contra Halcones Marinos de Seattle” hace tanto sentido a los lectores europeos que podría intercambiarse por “Centellas de Foxborough contra Centollos del Pacífico Norte” sin que levantaran las cejas.

Luego viene un ejercicio de información básica y símiles. Por ejemplo: “Las dudas atenazan a los Centellas, que llegan con un lanzador (quarterback, la posición más importante del equipo ofensivo) en una edad en la cual la mayoría de los jugadores ya no reconoce a su familia después de todo el daño cerebral que ha sufrido a lo largo de su carrera. Al mismo tiempo, el equipo se enfrenta a la presión de ser tramposos, pues en el partido previo al Super Tazón (que es el partido en el que se corona al campeón de la temporada) se descubrió que los balones que utilizaron para anotar goles directos (touchwond) eran ilegales. Esto dio una ventaja a sus receptores (que son los jugadores que reciben el balón cuando el quarterback lo lanza). Sin embargo, los Centellas no han sido descalificados, lo que sólo puede entenderse como un puñado de directivos mirando hacia otra parte para no meterse en líos.”

Agotado el contexto, los artículos continúan con notas de folklor. Lo mucho que el partido se alarga contra lo poco que realmente se juega. La asombrosa capacidad de los jugadores para continuar jugando después de ser golpeados con saña por sus oponentes. La cantidad de aficionados que se disfrazan como payasos como forma de apoyar a su equipo.

Agotado lo folklórico, los reportajes siguen con el tema por excelencia cuando se habla de Estados Unidos: cifras y récords. La cantidad de personas que verán el partido en directo. El artista presente en el espectáculo del medio tiempo. El número de cámaras dedicado a retransmitir hechos nimios como si fueran relevantes. El costo del tiempo de los comerciales.

Y cuando por fin termine el Super Tazón, los periódicos europeos se pondrán rimbombantes: este año, por ejemplo, Tom Brady se convirtió en el Mejor Jugador de la Historia. (En otras palabras, ¿por qué no le pedimos al USA Today que acabe de una buena vez con la discusión de si Messi es mejor que Maradona, y Maradona que Pelé?)

Al final el lector europeo no ha entendido nada sobre el futbol americano, pero ve reforzada su creencia de que la pasión que los estadounidenses sienten por este deporte es inexplicable, y una muestra más de lo infantiles y exagerados que son. Si se les pide que resuman el espectáculo en una palabra usan esta: bizarro.

En descarga del resto del mundo, hay que decir que exactamente lo mismo ocurre hacia el otro lado. Durante los Mundiales de futbol resulta fascinante leer las crónicas de los periódicos estadounidenses, que analizan al futbol desde la perspectiva de los deportes americanos. En Brasil nos enteramos, por ejemplo, que Messi es un jugador extraordinario no por los goles que marca ni los pases que pone, sino porque sus estadísticas de disparo son prácticamente las mismas desde la derecha, el centro, o la izquierda, mientras que otros jugadores suelen cargarse hacia un sólo lado –– ¡o ni siquiera se acercan a la portería!

Tal parece que los deportes son las última frontera de la globalización. Pero eso sí: los raperos de todo el mundo llevan gorras de los NY Yanquis, aunque no tengan idea de los resultados de la liga de hockey donde juegan.

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