Este sábado se cumplieron 38 años desde aquella mañana del 19 de noviembre cuando una planta de gas de Petróleos Mexicanos (Pemex) explotó en la colonia de San Juan Ixhuatepec, mejor conocida como San Juanico.
Para recordar a las víctimas de la tragedia, el presidente municipal de Tlalnepantla, Marco Antonio Rodríguez Hurtado, encabezó una ceremonia en la que abundaron las rosas blancas y las veladoras en honor a las víctimas.
Eran apenas las seis de la mañana cuando acompañado por varios funcionarios de su gabinete, Rodríguez Hurtado montó guardia de honor en la cruz instalada en el Parque Hidalgo para conmemorar a las personas que murieron esa mañana de 1984.
Junto a los miembros de su gabinete, el presidente municipal recorrió el panteón de San Isidro Ixhuatepec para develar la placa conmemorativa por el aniversario luctuoso de uno de los accidentes más trágicos en la historia nacional.
Mientras tres grandes cruces formadas con velas y flores blancas recibían los primeros rayos de sol, el edil y su comitiva se dispusieron a escuchar una misa en honor a las cientas de personas que murieron calcinadas.
San Juanico 1984
Los reportes oficiales apuntan a que esa mañana del 19 de noviembre de 1984 murieron más de 500 personas; siete mil lesionadas; más de 60 mil evacuadas y cerca de 150 viviendas destruidas.
Sin embargo, los conteos basados en información de la propia población señalan que hubo entre 800 y mil víctimas mortales, mientras más de 200 mil personas tuvieron que ser evacuadas de la zona.
En cuanto al accidente, Pemex informó que todo inició cuando una tubería de 20 centímetros de diámetro que transportaba gas se rompió, y al tener contacto con una chispa, provocó la primera explosión.
Según las versiones de algunos testigos, la columna de fuego de la primera explosión superó los dos kilómetros de altura. Eran apenas las seis de la mañana y la luz que provocaron las llamas hicieron que el cielo pareciera iluminado por el sol.
Tras la primera explosión se escucharon otros estallidos, algunos vecinos indicaron que fueron más de 10; “olía a carne quemada”, narró una sobreviviente a Carlos Monsiváis.
Muchas personas murieron al instante, calcinadas, mientras otras tantas corrían para refugiarse del calor abrasador, de las llamas y de los escombros que volaban por todos lados; pues las casas destruidas no eran 150, sino 600 según los recuentos de los habitantes de San Juanico.
SIGUE LEYENDO