Las mujeres periodistas y trabajadoras de los medios de comunicación en México, así como en otros países de la región de las Américas se enfrentan a una serie de “obstáculos estructurales y prácticas discriminatorias” que además de vulnerarlas tanto a nivel personal como en su profesión, resultan excluidas del debate público que además transgrede su derecho a la libertad de expresión.
Los resultados del informe “Mujeres Periodistas y Salas de Redacción: avances, desafíos y recomendaciones para prevenir la violencia y luchar contra la discriminación”, elaborado por de la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) advierten que entre los principales obstáculos a los que se enfrentan las periodistas en México incluyen la precarización laboral y la ausencia de protocolos que prevengan la violencia de género.
“El impacto de estas prácticas discriminatorias y formas de violencia basada en género es particularmente grave en el caso de las mujeres periodistas, quienes ejercen su libertad de expresión de una manera vigorosa y activa, al tiempo que mantienen un alto perfil público”, alertó el informe realizado con aportes de los estados miembros de la Organización de los Estados Americanos (OEA), organizaciones civiles, academia, organismos internacionales, y la consulta a expertas de la región.
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En el caso de México, el informe presentado este miércoles por la Relatoría Especial de la CIDH y Alianza de Medios MX —de la cual forma parte este diario—, enfatiza que la brecha salarial que ha obligado a las mujeres periodistas a una “multiplicidad de empleos” que, en suma, con el trabajo doméstico no remunerado, además de hacerlas padecer una sobrecarga laboral, también ha implicado un “alto nivel de inestabilidad económica”.
Aunado a la existencia de esta “brecha salarial por motivos de género”, el informe también apunta a la ausencia en las redacciones de cualquier tipo de campaña, curso o acción que aborde el hostigamiento y el acoso sexual que padecen, lo cual además de desalentar la denuncia de las víctimas, también impacta en el derecho de las mujeres a desempeñar su labor de manera libre y sin discriminación.
En los testimonios también se han denunciado prácticas de violencia laboral, el menosprecio al trabajo de las reporteras y prácticas que incomodan a las periodistas, como el hecho de que sus compañeros vean pornografía en el lugar de trabajo, que las saluden intentado besarlas en los labios o que les envíen mensajes de textos con contenido sexual, entre otras.
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