A mediados de 2011, en Estados Unidos se lanzó la aplicación MoviePass, que por un costo mensual te permitía ir al cine y ver las películas que quisieras sin límite, algo así como un buffet de películas. La idea resultaba atractiva, de hecho, hasta revolucionaria, un verdadero festín para los cinéfilos.
Fundada por los empresarios de tecnología y entretenimiento Stacy Spikes y Hamet Watt, la empresa cobraba entre 40 y 50 dólares por mes.
En un principio, MoviePass funcionaba con un sistema de vales; los miembros imprimían un cupón en las computadoras de sus casas y lo canjeaban por boletos en los cines participantes.
Tras quejas de los usuarios de que el proceso era un tanto engorroso, a finales de 2012 el servicio cambió: ahora sería a través de una aplicación móvil y del uso de una tarjeta precargada electrónicamente.
Tras varios años operando, a la empresa le costaba mucho crecer; en 2016 el servicio apenas tenía 20 mil suscriptores. En junio del mismo año, MoviePass nombró a Mitch Lowe, exejecutivo de Netflix y Redbox, como su nuevo director general.
En 2017, y tras una fuerte campaña publicitaria, la compañía anunció que bajaría el precio de un plan ilimitado que permitía ver una película por día a 9.95 dólares por mes, creando algo así como un Netflix cinematográfico.
MoviePass llegó a presumir más de tres millones de usuarios en 2018. Este agresivo plan hizo que el negocio se tambaleara y, tras demostrarse que la oferta era económicamente insostenible, el 14 de septiembre de 2019 la compañía anunció su cierre porque “los esfuerzos para recapitalizar MoviePass no han tenido éxito hasta la fecha.”
MoviePass: la última función es un documental producido por HBO que nos cuenta los errores que llevaron a la quiebra a lo que en un principio era considerado un gran negocio.
Los creadores de la aplicación, un par de hombres afroamericanos, fueron sacados poco a poco de la compañía por Mitch Lowe y Ted Farnsworth, CEO y presidente de MoviePass respectivamente, un par de hombres blancos con acceso a los llamados peces gordos de los medios y las finanzas.
Al puro estilo de Hollywood, subieron la apuesta y trataron de levantar el negocio con el uso de influencers, fiestas y promociones que incluían a estrellas de cine, llegando a producir películas que resultaron claros fracasos en taquilla.
Se podría decir que MoviePass quiso crecer más rápido de lo debido, provocando que la caída fuera igual de rápida. Tal vez se adelantaron a su tiempo, y de haberse manejado con más cautela, podrían haber logrado el éxito.
Ahora, MoviePass regresó a uno de sus fundadores, buscando con un modelo mucho más conservador, demostrar que la idea nunca fue mala, sino la manera en la que dos hombres de negocios la quisieron llevar a cabo. MoviePass: la última función se puede ver en MAX.