Y después del 2 de junio ¿qué?

27 de Mayo de 2024

Nostradamus III
Nostradamus III

Y después del 2 de junio ¿qué?

Nostradamus III

Ya arrancó el último tramo de las campañas en un contexto de alta tensión. La clase política, el gobierno federal, los gobiernos estatales, los partidos políticos, los candidatos y candidatas parecen estar jugándose el todo por el todo.

Los ataques del crimen organizado a los candidatos no sólo son expresiones de barbarie, sino que también representan un golpe profundo que amenaza con desequilibrar el sistema democrático.

Pero no nos quedamos sólo con esos actos salvajes e inhumanos, que por sí mismos ya serían motivo suficiente de preocupación, sino que también implican la necesidad de tomar medidas concretas para prevenir que la violencia sea un factor que incida en las decisiones que el electorado tomará el próximo 2 de junio. A lo anterior hay que sumarle el extremo nivel de confrontación que ya se percibe entre los actores políticos. La pregunta subsecuente es: ¿qué pasará el día después?

En un ambiente de confrontación, donde los adversarios se están convirtiendo en enemigos, es muy difícil prever si después de la elección los ganadores asumirán con sencillez el triunfo o si los perdedores reconocerán la derrota en un marco de respeto a las reglas. De eso dependerá en buena medida la estabilidad con la que pueda transitar el país hacia la nueva administración que comenzará el primero de octubre.

En medio de disputas que parecen irreconciliables, de agravios que ya se perciben como personales, y en un clima donde la violencia está presente en muchos rincones del país, será necesario actuar con cautela para que el periodo que transcurre del 2 de junio al 1 de octubre se convierta en una transición democrática en la que prevalezca el respeto a la ley y a las instituciones democráticas.

En general, la apuesta es lograr una transición democrática pacífica y civilizada. Sin embargo, también hay otros actores políticos que no contribuyen mucho y que han resultado ser muy eficaces en profundizar el encono y la confrontación.

Es un buen momento para que los líderes políticos consideren que después de la elección hay una transición democrática en curso, y que de ella depende la posibilidad de que como resultado de toda esta historia, México tenga un gobierno eficaz.

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