Los retos en el SEM para el nuevo Canciller

8 de Junio de 2025

Omar Hurtado
Omar Hurtado

Los retos en el SEM para el nuevo Canciller

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Es frecuente escuchar hablar sobre el Servicio Exterior Mexicano (SEM) de carrera, sin embargo, en muchas ocasiones no se entiende su importancia en la política exterior de México. El SEM es una institución muy reconocida en el ámbito internacional, integrado por diplomáticos especializados, que provienen de una carrera diplomática exigente, de reglas estrictas y rigurosas.

Lamentablemente, en la presente administración presidencial y en la Cancillería ha sido menospreciado y marginado, en función del poco interés por la política exterior y de la improvisación diplomática. El nombramiento desmedido y descuidado de embajadores políticos incide negativamente en el SEM y sus miembros, que son marginados. Estos nombramientos generalmente responden a favores políticos o amistosos, a los que se agregan personajes advenedizos, aferrados a los cargos diplomáticos sin ser parte de la diplomacia de carrera.

Desde hace varios años se observa indiferencia hacia los problemas del SEM en torno a sueldos acordes a los lugares de adscripción, prestaciones, ascensos y falta de plazas. Esta situación no deja de crear desaliento y frustración en sus integrantes, que a pesar de estar sujetos a evaluaciones demandantes y una constante profesionalización, no son recompensados sus esfuerzos, lo que deriva también en daño a la institución diplomática.

El SEM cuenta con su propia Ley del Servicio Exterior Mexicano (LSEM) y su Reglamento. En ese sentido, el SEM es el cuerpo permanente de servidores públicos, encargado de representar a México en el exterior, depende del Ejecutivo Federal, bajo la dirección de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE).

Está integrado por dos ramas: la diplomática-consular y la técnico-administrativa. En ambas ramas se ingresa por oposición mediante concursos públicos y su personal está sujeto a evaluaciones permanentes sobre su preparación, competencia, capacidad y superación, mediante exámenes escritos, orales, idiomas, nuevos estudios y expediente personal de méritos y eficiencia. Una mala evaluación puede truncar drásticamente los ascensos y la carrera.

En la rama diplomática–consular, los funcionarios inician desde el rango de agregado diplomático hasta embajador, o su equivalente a cónsul general, que puede durar en las condiciones actuales, un promedio de treinta años llegar a la cúspide de embajador, si es que se logra, algunos se jubilan con rangos menores. En la rama técnico–administrativa el inicio es con el rango de agregado administrativo D y finaliza con el de coordinador administrativo.

La LSEM también contempla personal temporal, que sin pertenecer al SEM de carrera son contratados para cargos temporales en el exterior, y personal asimilado, integrado por servidores públicos de instituciones mexicanas, como los agregados militares, navales y aéreos, entre otros.

En el presente sexenio sólo ha habido un examen de ingreso y otro de ascenso en la rama diplomático–consular y dos exámenes de ingreso y uno de ascenso para la rama técnico administrativa. Las autoridades argumentan falta de recursos financieros, lo que contribuye a la saturación escalafonaria, la inhibición de ascensos y falta de personal diplomático, acorde con los retos internacionales. Sin embargo, siempre se ha percibido falta de interés y habilidad para negociar el tema con la Secretaría de Hacienda.

En este escenario, el recién nombrado nuevo titular de la SRE, doctor Juan Ramón de la Fuente, tendrá entre sus retos gestionar plazas que permitan una adecuada movilidad escalafonaria, creación de nuevas plazas, revisión salarial acorde al costo de vida en los países de adscripción y dar cumplimiento al Plan de Carrera estipulado en la LSEM (Artículo 27-Ter), si en verdad se quiere atender un servicio exterior profesional, que se ha forjado en muchos años.