Muerte de un Presidente

4 de Junio de 2025

Jorge Muñoz
Jorge Muñoz

Muerte de un Presidente

Columna Jorge Muñoz

El día 19 de mayo falleció en un accidente aéreo el presidente de Irán, Ebrahim Raisi. Ello podría tener consecuencias importantes para la estabilidad del Medio Oriente, dada la actual política exterior de ese país y la guerra que sostiene con Israel.

Sin embargo, se espera que dichos efectos sean más bien moderados debido a las características particulares del gobierno de aquel país, toda vez que, aunque cuentan con la figura del presidente, realmente quien ostenta el poder es el líder supremo, también denominado Ayatolá.

Esta circunstancia excepcional y la permanencia del Ayatolá Khamenei nos permite suponer que en el corto plazo no cambiará mucho la dinámica de las relaciones internacionales de la República Islámica de Irán; asimismo, es claro que el gobierno interior del país se mantendrá inalterado, puesto que la administración que hasta el día de ayer encabezaba el presidente Raisi emanó de elecciones controladas por la cúpula reinante, misma que impidió la participación de cualquier candidato opositor, lo que se espera que se repita para la designación de su reemplazo formal.

Sin embargo, los efectos en el mediano plazo son más interesantes, debido a que uno de los contendientes más fuertes para suceder al actual Ayatolá Khamenei (85 años) era precisamente el presidente Raisi. Ello podría afectar la propia estructura gubernamental, debido a la incertidumbre que genera no tener claridad sobre las condiciones en que se encontrarán los partícipes de la misma. Este tipo de circunstancias es común a los regímenes autocráticos que no tienen mecanismos para lidiar con imprevistos de la naturaleza del que hoy nos atañe. Será necesario que quienes pretendan mantener o acrecentar su poder en la maquinaria estatal iraní tomen sus decisiones de forma prudente ante esta repentina “crisis sucesoria”, empezando por el Ayatolá, ya que, tanto la capacidad de respuesta de la estructura estatal ante esta crisis, como la superación de los retos económicos y diplomáticos a los que se enfrenta Irán recaen principalmente en las elecciones que él haga. La muerte de un presidente ante circunstancias tan adversas, en el largo plazo representa una interrogante sobre la continuidad y el legado del gobierno iraní. Mis condolencias al pueblo de Irán y particularmente a las personas que lo conocieron y que se duele por su pérdida.