Redefiniendo el valor de un inmueble

28 de Abril de 2024

Eduardo Penafiel

Redefiniendo el valor de un inmueble

EDUARDO

En el pasado existía una regla básica para tener lo que queríamos: conseguir el dinero y salir a comprarlo. Era así de sencillo. Si querías algo nuevo, ahorrabas y listo.

Poco a poco, los objetos físicos llenaban tu cuarto, tu closet, tu casa y conforme crecías, también crecía la importancia de comprarlos. Un coche, un disco de música, un libro o una película, formando parte de nuestras vidas y eran símbolos de éxito.

Y aunque los modelos de distribución han cambiado y facilitan el acceso a un número impresionante de productos, la realidad es muy diferente. Hoy se venden menos libros, menos coches y menos películas que antes.

La ideología y forma de pensar de las nuevas generaciones ha cambiado tan rápido como sus hábitos al grado que hoy ser dueño de algo no es tan atractivo y no tiene el mismo significado que antes. Algunas industrias han tenido que cambiar y evolucionar para sobrevivir a este cambio. Dos grandes ejemplos son la industria de la música y la producción audiovisual, quienes han evolucionado y transformado sus modelos para adaptarse al ecosistema digital. Hoy gracias a servicios como Netflix y Spotify, se puede acceder a una cantidad increíble de material, de manera instantánea, sin ser dueño de una copia física.

La industria automotriz también ha tenido que cambiar. Vender coches es cada vez más complicado y empresas como Uber han fortalecido la tendencia conocida como “shared economy” o economía compartida, moviendo a miles de usuarios de un punto a otro de la ciudad de una manera más elegante, sin la necesidad de ser dueños de un coche y lidiar con los gastos que esto representa.

Pero existe algo que en algún momento, se vuelve indispensable, que representa una inversión grande, seguridad, estabilidad financiera y un patrimonio: un lugar dónde vivir. La industria de los bienes raíces también está siendo golpeada, ya que los Millennials, la fuerza económicamente activa más grande e importante en Estados Unidos, han pospuesto casarse o tener hijos, dos de los factores más relevantes al tomar la decisión de comprar un bien inmueble. Esto está desequilibrando a la industria de ese país en donde a pesar de tener acceso a créditos atractivos, la falta de interés mostrado por esta generación y el atraso de sus planes por formar una familia ha traído como consecuencia precios más altos y que la oferta está superando a la demanda.

En México la Generación Y o Millennials, formada por jóvenes de 22 a 37 años de edad, representa más del 45% de la población económicamente activa. El problema es que, tal como sucede en Estados Unidos, al tardarse más tiempo en formar una familia los precios suben y es más complicado comprar una casa, departamento o un lugar para vivir.

Los eventos políticos y económicos, internos y externos, han afectado al mercado inmobiliario en tiempos recientes, lo que ha impulsado la práctica de cotizar las propiedades en dólares ante la incertidumbre de nuestra economía y la de nuestro vecino del norte.

Para atraer a este mercado que representa tanto poder económico en nuestro país, es necesario evolucionar en temas de vivienda.

Hoy es clave comunicar y trabajar en factores más allá del aspecto físico del inmueble. El impacto ambiental, el abastecimiento de servicios como el agua, gas, la recolección de basura, las áreas verdes, los accesos y vialidades, son detalles importantes que agregan mucho valor.

El precio siempre será factor al comprar un inmueble, pero mejorar el estilo de vida de quienes lo habitan puede ser clave para que los clientes potenciales den el brinco de rentar a comprar y así, evitar una saturación y una sobreoferta que pude ser contraproducente con el paso del tiempo.