A poco más de un mes para conmemorar el 50 aniversario del golpe de Estado que marcó su historia, Chile ha aumentado la presión sobre Estados Unidos para que desclasifique nuevos documentos que aclaren la implicación de la Casa Blanca en el derrocamiento del gobierno socialista de Salvador Allende, a manos del general Augusto Pinochet.
Uno de los principales inquisidores del papel de Estados Unidos es Juan Gabriel Valdés, embajador chileno en Washington, quien solicitó al gobierno de Joe Biden que publique documentos de 1973 y 1974, relativos a lo que se decía en el Despacho Oval antes y después del golpe.
“Hay detalles que nos interesan, son importantes para poder reconstituir nuestra historia. Todavía no conocemos lo que el presidente Nixon vio en su escritorio en la mañana del golpe militar y cómo se le informó que el golpe había sucedido”, puntualizó.
Hasta el momento se sabe que Estados Unidos alimentó la resistencia y apoyó a la derecha contra Allende, financiando huelgas y sabotajes. “Estados Unidos debería manifestar que hubo responsabilidad en el debilitamiento de la democracia chilena desde antes”, detalló Valdés, puntualizando que no busca que Washington se disculpe.
El expresidente, junto a su mano derecha Henry Kissinger, habían demostrado una abierta hostilidad contra Allende, pero muchos de los informes siguen censurados.
Más allá de las consecuencias negativas, Juan Gabriel Valdés, reconoció que el golpe de estado generó una reacción positiva. Miles de jóvenes en Estados Unidos mostraron su rechazo, lo que pudo haber conducido a la victoria electoral de Jimmy Carter en 1977.
“Me atrevo a decir que el movimiento por los derechos humanos en Estados Unidos se debe en buena medida a lo que sucedió en Chile”, fueron sus palabras.
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