Créditos de carbono azul, una oportunidad para México

6 de Junio de 2025

Créditos de carbono azul, una oportunidad para México

Nuestro país cuenta con más de 905 mil hectáreas de manglares a lo largo de sus costas, lo 
que lo hace elegible para este tipo de créditos

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La crisis del cambio climático ha obligado a que empresas y naciones tomen medidas más efectivas para reducir la emisión de gases de efecto invernadero en los próximos años; entre estas acciones se encuentran los créditos de carbono azul, una herramienta financiera que permite a las industrias mantener su producción sin cambios mientras pagan para que otros absorban estos recortes.

Existen tres tipos de créditos de carbono: los que se enfocan en reducir emisiones directamente de otras compañías que sí pueden cambiar a energías limpias, los que fomentan medidas para eliminar estos gases a través de financiamiento a proyectos naturales o plantación de árboles, y los que evitan que estos ecosistemas de captura se dañen o desaparezcan.

Los ecosistemas más efectivos para producir carbono azul son los manglares, pastos marinos, arrecifes y marismas, que pueden almacenar este tipo de gas hasta 10 veces más que los entornos terrestres. De hecho, una estimación financiera establece que su conservación es menos costosa que la cantidad que se perdería en desastres prevenibles por estos espacios naturales.

El interés por invertir en el segundo tipo de bonos posiciona a México en un lugar privilegiado por el gran número de manglares que posee. Según un reporte de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP) son capaces de filtrar la mitad de las emisiones del transporte mundial.

México ocupa el cuarto lugar en extensión de manglares a nivel mundial con más de 905 mil hectáreas, lo que podría abrir un gran mercado de financiación para que este tipo de bonos se inviertan en proyectos nacionales que se conjunten con los esfuerzos por lograr plantas de intercambio de carbono utilizado en transportes marítimos en los próximos años.

Se estima que la demanda mundial de este tipo de créditos crezca hasta 15 veces, lo que le garantizaría un valor superior a los 50 mil millones de dólares para finales de esta década, por lo que aquellos países que logren financiar proyectos de ecosistemas marítimos podrían abarcar gran parte de estas ganancias.