El Snyder Cut: triunfo de la cultura nerd

4 de Mayo de 2024

Alejandro Alemán
Alejandro Alemán

El Snyder Cut: triunfo de la cultura nerd

alejandro aleman

El estreno en plataformas de streaming del llamado Snyder Cut (el corte de director de Justice League, película estrenada en 2017) es todo un triunfo para la cultura nerd. Un accidente que adquiere vida propia.

Gracias a la convergencia de eventos en los que se incluye la pandemia de Covid-19 y la guerra de las plataformas de streaming (entre otras más), los fans lograron que el metraje que estaba en el suelo de la sala de edición se reincorporara a un filme que ahora tiene 4 horas de duración, argumentando que ésa era la visión original del autor y como tal debía conocerse.

Es el triunfo del meme vuelto película, cuyo resultado final no es sino la misma cinta de 2017, ahora adicionada con escenas extendidas, toneladas infames de secuencias en cámara lenta y un villano extra que en realidad no hace nada.

Al igual que cuando uno va por una hamburguesa y que por $20 pesos le agregan papas grandes, refresco jumbo y algún juguetito (aunque la hamburguesa sigue siendo la misma), Snyder por $300 te entrega la misma película, en formato 4:3 (why?), sin color, con escenas de pelea extendidas, algunas secuencias nuevas pero con el mismo resultado de antes: una película inconexa, con diálogos inanes, secuencias de acción bien filmadas y dos horas de escenas extras que, al verlas, se entiende perfectamente por qué fueron eliminadas del corte anterior: porque ninguna de ellas abona a la trama.

Eso sí, esta versión es mil veces más solemne, con muchos menos chistes, con escenarios donde siempre está nublado, lloviendo o es de noche. Son cuatro horas de una declaración de guerra hacia el color o la vida, el triunfo de la melancolía artificial. El fan service hecho película.

Cuatro horas de personajes miserables, cuyos poderes son una maldición y cuyo estatus de superhéroe es una carga insufrible. El mejor personaje de todos, Wonder Woman (Gal Gadot), pasa de ser una heroína luminosa y valiente para convertirse en una asesina de gatillo fácil (la terrible escena del “rescate” de los rehenes donde a mano fría mata a un terrorista), porque en este mundo la oscuridad es regla de vida, es leit motiv, es Snyder siendo “autor”.

Pretender que una nueva envoltura mejora sustancialmente una película que ya era fallida desde su primer corte es hacerle juego a la mercadotecnia. Es el triunfo del autoengaño.

Conformarse y decir “no está tan mala” es perpetuar la idea de que a una cinta de superhéroes no se le puede ni se le debe exigir más. Es apelar a la desmemoria y olvidar —por ejemplo— cuando Nolan demostró que las películas de superhéroes no estaban peleadas con la inteligencia y el buen cine.

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