“Yo sólo hago el trabajo que el Gobierno no hace porque es el que debería de estar dialogado con estos grupos para que en Guerrero haya paz”
Esta fue la declaración del obispo Salvador Rangel de Chilpancingo-Chilapa, Guerrero, quien fue secuestrado por grupos criminales desde el sábado pasado y fue localizado en con vida en un hospital de Cuernavaca, Morelos.
El fiscal de Morelos, Uriel Carmona, explicó que la desaparición del religioso se trató de un posible secuestro exprés, sin embargo, el obispo reveló previamente que estaba amenazado y sentenciado a muerte.
Desde 2017, el obispo Rangel declaró que sostuvo reuniones con líderes del crimen organizado de la sierra de Guerrero, pactando en 2018 con líderes para que no intervinieran en el proceso electoral. En este proceso electoral 2023- 2024 también señaló haber participado en negociaciones de paz entre grupos criminales de Guerrero.
El papel de la Iglesia ha tomado protagonismo ante el desgobierno que se vive en muchos estados del país, principalmente en Guerrero y Morelos, donde la iglesia ha buscado tregua para detener la ola de violencia que los ciudadanos enfrentan todos los días.
Tan solo en Morelos en 2024, suman más de 400 homicidios dolosos de acuerdo con cifras de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana del Gobierno de México. La violencia política y reciente asesinato del periodista Roberto Carlos Figueroa han encendido los focos rojos en esta entidad, donde están en riesgo los comicios.
Lucy Meza, candidata de la Alianza PRI-PAN-PRD ha condenado los hechos y ha hecho un llamado a la población a no acostumbrarse a vivir con violencia, señalando que nadie se hace cargo de Morelos, hay desgobierno y un peligroso vacío de poder donde hasta los jefes de la Iglesia católica son víctimas de la violencia e inseguridad.
Todo parece indicar que el gobernador con licencia Cuauhtémoc Blanco está rebasado en materia de seguridad, pues ni él ni su gente son capaces de operar y frenar la violencia que se vive en el estado y que está cobrando cientos de vidas. Una crisis que hereda con un incremento del 88% en homicidios dolosos, un 833% en extorsión y más de 6 mil muertes violentas en su administración (SESNSP).
Jorge Alberto Roa señala en El poder del báculo: la relación entre la iglesia católica y el crimen organizado en México, que “los resultados confirman la influencia que la Iglesia Católica y los obispos, como actores sociales, siguen teniendo en la sociedad y en los grupos criminales. Así como las declaraciones de los obispos a favor y en contra de los grupos criminales tienen un impacto en la violencia, también las diócesis que se mantienen neutrales en estos temas en realidad son los que experimentan una violencia aún mayor que sus contrapartes.”
No obstante, no es la función de la iglesia mediar con los grupos criminales en cada estado, se requiere un Estado fuerte con autoridades capaces, donde la ley sea la ley.