El viacrusis post sísmico

6 de Mayo de 2024

El viacrusis post sísmico

Sobrevuelo_Sismo-7

CIUDAD DE MÉXICO, 19SEPTIEMBRE2017.- Varios edificios colapsados se observan en la capital tras el fuerte sismo que sacudió a la capital. FOTO: POLICÍA FEDERAL /CUARTOSCURO.COM

Los tres días para gestionar el cobro de la ayuda del gobierno de la Ciudad de México

Viste de pants, un abrigo, una bufanda y hasta un rebozo que le ayudan a amainar el aire frío de la madrugada. Sin decirlo, quizá sin saberlo, la señora Juana se mantiene aún en estado de emergencia. El cuerpo cansado la delata, también la incertidumbre que se atoró en los músculos de la mandíbula de tal forma que le mantiene con los dientes apretados, que delata su rostro moreno y tosco. Está un poco irascible, y cómo no estarlo, si el terremoto dejó inhabitable su casa en Iztapalapa, luego entre cuidar las cosas, dormir con familiares o en la calle y terminó tres días en una fila para cobrar tres mil “tristes pesos” para ayudarse con la renta.

Junto a Juana está Rocío y Estela, sus vecinas de la colonia Francisco Villa, que también están cansadas. Esta vez se prepararon mejor, están sentadas en bancos de plástico que cargaron desde su casa, en los que esperan desde las cinco de la mañana que abra la oficina de Obras y Servicios de la Ciudad de México.

Es que los primeros días para gestionar el cobro de la ayuda del gobierno de la Ciudad de México se convirtió en un verdadero viacrusis. Incluso lo fue para el propio gobierno, más de 5 mil personas llegaron a los módulos que desde la madrugada hicieron filas que parecían interminables.

Día 1: “La fila nomás no avanzaba”

Todo comenzó el lunes 2 de octubre, cuando Doña Estela decidió finalmente acudir a uno de lo 18 módulos instalados los primeros días en la Ciudad de México, destinados a atender a la ciudadanía con los trámites para acceder a alguno de los planes de ayuda anunciados por el jefe de gobierno Migue Ángel Mancera, específicamente al que se encuentra instalado en el bajo puente ubicado en la calzada Ermita Iztapalapa a su cruce con Anillo Periférico, en la colonia Los Ángeles.

“La verdad es que yo cometí el error de llegar a las 8:00 de la mañana, para esa hora ya había más de 600 personas formadas; es más, ya me tocó la ficha 612”, dijo la mujer mientras reía al recordar el día completo que perdió en una fila que parecía interminable.

Entre el típico “no se desespere”, “ahorita avanza la fila” o “ahorita se reparten otras cincuenta fichas”, que repetían insistentemente los funcionarios enfundados en un chaleco azul con logos rosas de la CDMX, doña Juana jamás perdió la esperanza de ser atendida a pesar de las casi 12 horas qué pasó formada.

“Yo veía que seguía llegando gente y la fila nomás no avanzaba, es más, nos dieron las 8:00 de la noche y ya nos dijeron que hasta mañana iban a seguir atendiendo; hubo algunos que decidieron quedarse ahí a dormir, pero la verdad yo ya estaba muy cansada”, relató doña Estela, quien volvió a su casa con las manos vacías.

Día 2: “Los de las mesas se hacían mensos”

Al día siguiente, el martes 3, la hija de la señora Rocío, de nombre Karen, le recomendó que acudiera mejor al módulo ubicado en la plaza Río de Janeiro, en la colonia Roma Norte, pues le aseguró que ahí la fila no es larga y seguramente podría recibir la ayuda que necesitaba sin tener que esperar un día completo.

“Mi hija me habló y me dijo que allá en la Roma no había gente, entonces mi vecina Juanita y yo decidimos ir para ver si había mejor suerte, aunque tuviéramos que cruzar la mitad de la ciudad en transporte, porque no tenemos carro ni nada”, relató la mujer mientras su hija asentía con la cabeza.

Entonces emprendieron el viaje alrededor de las 6:00 de la mañana, por si acaso había fila o el metro iba lento, con la esperanza de esta vez sí lograr algún resultado, aunque con la incertidumbre de no llevar un dictamen oficial de daños en sus viviendas expedido por un Director Responsable de Obra (DRO), esto debido a que “ninguno de ellos se ha pasado por la colonia ni por ningún lado de la delegación”.

Al llegar al módulo se encontraron con la sorpresa de que efectivamente no había una fila kilométrica, solamente unas 15 personas formadas esperando para realizar algún trámite, lo que animó a las mujeres de entre 50 y 60 años, que ya habían recorrido más de 25 kilómetros, prácticamente desde el otro lado de la ciudad, para llegar hasta ese punto.

“Sí había poca gente, pero los de las mesas se hacían mensos, estaban embobados en el celular y no nos querían hacer el trámite porque no llevamos el dictamen, pero ¿cómo quieren que lo tengamos si nadie de Protección Civil se ha parado para allá?”, comentó doña Juana evidentemente molesta; “si es su trabajo, yo no se que les cuesta hacerlo, se portan muy déspotas y como si nos estuvieran haciendo un favor”.

Finalmente, entre todos los funcionarios que las ignoraron, lograron hallar a una “señorita” que de una manera muy amable les ayudó a concluir con el trámite de registro para recibir su cheque, además de asesorarlas para realizar la solicitud a Protección Civil para que acudieran a revisar sus viviendas, que por las fotos que mostraban en hojas impresas a color que llevaban como evidencia, a falta de un dictamen oficial, se encuentran evidentemente dañadas.

Este día afortunadamente no perdieron más de 12 horas formadas en una fila que no se mueve ni un centímetro, está vez lograron volver a casa con un registro y un una hoja que dice que son candidatas a recibir una ayuda de tres mil pesos para pagar la renta en un nuevo domicilio.

Día 3: La última fila

Finalmente llegó el esperado día, Doña Juana, Doña Rocío, Doña Estela y su hija Karen, salieron a las 4:00 de la mañana de su domicilio con rumbo a la avenida Universidad a su cruce con Emiliano Zapata, pues allí, según les dijeron, están las oficinas en las cuales les entregarían su cheque.

“Llegamos a formarnos a las cinco de la mañana, pero pues nos levantamos desde las tres para poder tomarnos al menos un café y salir lo más pronto posible para no alcanzar la fila tan larga”. En teoría lo lograron, pues eran aproximadamente el lugar número 50 en una fila que, a las 5:30 de la mañana, ya tenía al menos a 100 personas formadas para recibir el apoyo.

Por fin el viacrucis había terminado, aunque aún falta mucho por hacer para poder reconstruir sus hogares, las mujeres sienten que han logrado una importante victoria, pues lograron vencer a la burocracia.

Son las cinco de la mañana y el reporte del clima indica que hay 16 grados en la Ciudad de México, y aunque enfrente de ellas aún hay una fila bastante larga, las cuatro mujeres son optimistas con respecto a cómo terminará su último día en este calvario; “pues al menos ya es la última vez que nos tenemos que formar, ahora solo esperamos salir antes de las 4 de la tarde, porque según nos cuentan vecinos que ya hicieron su trámite, es igual de tardado recibir que tramitar”.

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