Es falso que los opuestos se atraigan
Un estudio que junta más de un siglo de datos de millones de parejas contradice la expresión de la sabiduría popular

En la formación de parejas, en contra de lo que suele decir la sabiduría popular, es falso que los opuestos se atraigan. Al menos eso es lo que encontró un estudio que analizó datos de más de 130 características personales en millones de parejas durante más de un siglo.
La investigación, hecha por personal de la Universidad de Colorado en Boulder y publicada en la revista Nature Human Behaviour, no es la primera en llegar a esta conclusión; varios estudios más pequeños ya lo habían hecho, pero sí es la que tiene conclusiones más sólidas debido a su gran escala.
Se encontró que entre el 82 % y el 89 % de los rasgos analizados (que van desde cosas como las inclinaciones políticas hasta la edad en que se tuvo la primera relación sexual y hábitos de uso de sustancias) en las parejas tenían más probabilidades de ser similares.
El equipo de investigación llegó a esta conclusión después de realizar, por un lado, una revisión o metanálisis de 199 investigaciones anteriores —la más antigua de las cuales se realizó en 1903— y estudios, que incluyeron diversos tipos de parejas y en los que se observaron 22 rasgos.
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Por otro lado, hicieron su propio análisis de datos a partir del UK Biobank, lo que les permitió estudiar 133 rasgos, incluidos muchos que rara vez se estudian, en casi 80 mil parejas de sexos opuestos en el Reino Unido (las parejas del mismo sexo no fueron incluidas porque sus patrones pueden diferir significativamente, pero se están analizando por separado).
Hubo características que se compartieron más que otras; por ejemplo, las actitudes políticas y religiosas, el nivel de educación y ciertas medidas de coeficiente intelectual mostraron correlaciones particularmente altas. También los rasgos relacionados con el uso de sustancias.
Rasgos como la altura y el peso, las condiciones médicas y los rasgos de personalidad como el neuroticismo y la extroversión, mostraron correlaciones mucho más bajas pero aún positivas.
Las únicas correlaciones negativas, y muy pequeñas, que se encontraron en los datos del Biobanco, fueron el cronotipo (la unión de una persona mañanera con una nocturna), la tendencia a preocuparse y la dificultad auditiva.
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