“La emergencia climática es una carrera que estamos perdiendo, pero es una carrera que podemos ganar. La crisis climática está causada por nosotros y las soluciones deben venir de nosotros. Tenemos las herramientas: la tecnología está de nuestro lado.” António Guterres
El deshielo de masas glaciares, inundaciones de islas y ciudades costeras, el deterioro de la capa de ozono, la desertificación de zonas fértiles, el aumento de la contaminación y en general muchas de las repercusiones causadas por el efecto invernadero, han sido tópicos abordados constantemente en los últimos años, tanto por gobiernos alrededor del mundo como por asociaciones civiles y la población en general.
Lamentablemente, hasta el momento a pesar de las políticas gubernamentales y el esfuerzo de activistas como Greta Thunberg, Al Gore, o Wangari Maathai por hacer cada vez más presente una consciencia medioambiental, pareciera que la prevalencia de fenómenos de origen natural cada vez más devastadores, la migración de especies, la escasez de alimentos y la propagación de enfermedades y pandemias como resultado del cambio climático continua demasiado presente en nuestro día a día.
Hoy, el cambio climático no solo es un tema ambiental o político, también es un problema ético, que debe involucrar acciones de justicia social, igualdad, derechos humanos y responsabilidad personal, lo anterior ha dado paso a la popularización de un concepto que ha tomado fuerza recientemente: racismo ambiental.
De acuerdo a datos de Agencia de Protección Ambiental (EPA) de los Estados Unidos de América, el término hace referencia a la forma en que el cambio climático afecta de manera desproporcional a millones de personas que viven en condiciones de pobreza, a afrodescendientes, pueblos indígenas y grupos minoritarios.
La Agencia antes mencionada elaboró un estudio denominado: “Disparidades en la distribución de las fuentes de emisión de partículas por raza y situación de pobreza” en él se aborda la forma en la que el hollín y la contaminación por granjas impacta desproporcionadamente a comunidades de bajos ingresos y minoritarias. El análisis confirma que continúa la historia de racismo ambiental e injusticia económica con respecto a la contaminación del aire en Estados Unidos.
Muchos podrían aseverar que el término no es más que un engaño y que la contaminación se encuentra en casi todas partes, y aunque si bien esto es cierto, también se debe reconocer que algunas comunidades y grupos de personas se encuentran más comprometidas por el número excesivo de instalaciones industriales que contaminan el aire, el suelo y el agua; un conocido ejemplo abordado en un artículo de la Organización de las Naciones Unidas es el llamado “Corredor del cáncer”, esta es una franja petroquímica a lo largo del río Misisipi en el estado sureño de Luisiana, en Estados Unidos, conocido originalmente como Plantation Country, este cinturón industrial no sólo ha contaminado el agua y el aire de su entorno, sino que también ha provocado que sus residentes, en su mayoría afroamericanos, sufran cáncer, enfermedades respiratorias y otros efectos adversos para la salud.
El racismo ambiental se ha visto cada vez más expuesto gracias a las voces de personas que buscan que las comunidades que han sido afectadas comiencen a ser tomadas en cuenta, ya que de forma generalizada las instalaciones industriales contaminantes producen a su paso rellenos sanitarios, incineradores de basura y vertederos de residuos tóxicos que dañan severamente la7 vida de las personas que habitan en los alrededores sobre todo de niños y ancianos.
En nuestro país también existen conflictos similares que deben ser abordados desde todas las aristas existentes, está: la presa el Zapotillo en Guadalajara, el basurero de Zimapán en Hidalgo, los surgidos por la extracción de petróleo y la generación de residuos y la situación del pueblo de Zapotalito en la costa del Pacífico en Oaxaca, sólo por mencionar algunos.
El racismo ambiental afecta severa y principalmente a una parte específica de la población, a etnias, indígenas y personas de escasos recursos, es por ello que actualmente y frente a un problema cada vez más severo es necesario ampliar nuestra visión del mundo, luchar por un nuevo paradigma y apelar por una sociedad igualitaria donde los derechos de todos sean respetados.