Con mas de dos millones y medio de casos confirmados de Covid-19, en México nos acercamos a lo que muchos mencionan como la tercera ola o repunte de contagios. No sólo es la variante Delta del virus, sino un montón de irresponsabilidades ciudadanas e institucionales que en la mitad de 2021 siguen vulnerando la salud de los mexicanos, la economía nacional y la administración obradorista.
Contrario a lo que muchos pensaron o pensamos, la vacunación en México sigue avanzando, muy seguramente no al ritmo que quisiéramos, pero cada día son más las personas que están vacunadas con primera o segunda dosis.
Curiosamente la vacunación nos trajo cierta inmunidad, pero también una buena dosis de estupidez. En cuanto muchos fueron vacunados corrieron a las playas, los aeropuertos, las fiestas, al café o al cine.
Empresas, oficinas y dependencias se reactivaron como si no continuase el riesgo y la realidad es que todas las medidas preventivas se relajaron; cada vez son las más las personas sin cubrebocas, los vehículos en la calle y, por lo tanto, también son más los contagiados.
La ciudadanía en todos sus estratos no ha tenido la madurez suficiente para comportarse a la altura de las circunstancias, pues la emergencia continua y todos seguimos cooperando con la propagación de un condenado bicho que nos sigue matando.
Esta semana iniciará la aplicación de la segunda dosis para las personas de 40 a 49 años, lo que a muchos nos tiene muy contentos. Sin embargo no deja de ser preocupante cuanto tiempo falta para cubrir la totalidad de la población sin importar los rangos de edad. Los jóvenes de 18 años posiblemente sean inmunizados hasta 2022, si bien les va.
El gobierno tampoco hace la tarea como se debe. En días pasados el periodista Jorge Ramos evidenciaba un mal manejo de la pandemia por parte del Gobierno de la República, desde los números que no cuadran, la actitud del Presidente, la ineficacia del subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, ¡vaya!
En pocas palabras, el pésimo manejo institucional de la pandemia. No hay manera de negarlo y para muestra un botón: el gobierno federal se encaprichó en regresar a las aulas a cientos de niños y jóvenes faltando apenas unas semanas para iniciar el periodo vacacional, si eso no es necedad o cerrazón, entonces no sé que es.
El semáforo epidemiológico no ha detenido las malas decisiones gubernamentales, por el contrario, es usado a capricho y sin argumentos para manipular a la ciudadanía a conveniencia del poder.
De nuevo, no queda más que recurrir a la conciencia y cooperación de todos para contener este mal, queda en manos de las personas seguir tomando precauciones, asistir a la vacunación y cuidarnos los unos a los otros. Ser responsable y solidario son las alternativas más eficaces para combar un mal que nos ha arrancado la sonrisa por más de año y medio. Dejar en manos de las instituciones el cuidado de la vida es imposible, no hay la capacidad, el talento y los recursos, eso es triste pero cierto.
Corrijamos las actitudes y acciones que de nuevo nos tienen en el ojo del huracán, evitemos ser los siguientes en esta larga lista de decesos.
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