La necedad es insensible
La declaración de Rocío Nahle sobre el caso de la muerte de la maestra jubilada Irma Hernández no dejó bien parada a la gobernadora de Veracruz

Las opiniones coinciden en ese nuevo tribunal de la moral pública que son las redes sociales: la de la gobernadora Rocío Nahle, sobre la muerte de la profesora jubilada y taxista, Irma Hernández, es la declaración más insensible, pero también más absurda, que se le haya escuchado a un político en mucho, pero mucho tiempo.
“Murió de un infarto, les guste o no”, fue la respuesta a la crítica que le llovió a la mandataria veracruzana por precisar que, aunque fue secuestrada y violentada por una célula de integrantes del crimen organizado, que además la torturó y la obligó a grabar un mensaje en video, la jubilada que se ganaba la vida en un taxi, porque la pensión no alcanza, murió porque su corazón se detuvo. Irma Hernández falleció, a los 62 años, por las condiciones de inseguridad en las que tenía que hacer su trabajo. Fue víctima de la delincuencia y no de un problema de salud. Alguien debería explicarle a la gobernadora lo que la tensión, el miedo y la tortura violenta, le hacen a un corazón sano.