¡Qué hipocresía!

26 de Abril de 2024

Gabriela Sotomayor

¡Qué hipocresía!

Gabriela_sotomayor_Redes

En momentos en que el presidente Andrés Manuel López Obrador evade responder cuestionamientos directos sobre el feminicidio y violencia de género en el país, más el anuncio del recorte del 75% del presupuesto para Inmujeres, la delegación mexicana defendió una resolución en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra para “la eliminación de las causas fundamentales de la discriminación estructural contra la mujer”.

El texto presentado por México es encomiable, pero la realidad en el país es patética, es discordante, sus palabras contrastan con 11 mujeres asesinadas cada día, con la cifra récord de 99 feminicidios en el mes de junio y el aumento escandaloso de violencia doméstica por la pandemia.

Destaca la incongruencia de la 4T.

La resolución pide eliminar “los estereotipos patriarcales y de género profundamente arraigados, las normas sociales negativas, las desigualdades sociopolíticas y económicas y el racismo sistémico” contra mujeres y niñas.

Pide eliminar “las interpretaciones tradicionales de las funciones de los géneros que perpetúan las relaciones de poder desiguales y las actitudes, comportamientos, normas, percepciones, costumbres y prácticas perjudiciales discriminatorias”.

Reafirma que “el pleno disfrute de todos los derechos humanos por todas las mujeres y las niñas incluye la salud sexual y reproductiva y los derechos reproductivos, sin coacción, discriminación ni violencia”.

Reconoce el hecho de que “la crisis de COVID-19 haya exacerbado las formas preexistentes de desigualdad y discriminación sistémica a que hacen frente las mujeres y las niñas, como el patriarcado, el racismo, el estigma, la xenofobia y las desigualdades socioeconómicas, y haya aumentado la incidencia de la violencia y el acoso sexuales y por motivo de género”.

Denuncia “la proporción excesiva de mujeres y niñas que realizan trabajos de prestación de cuidados y domésticos no remunerados, así como la pérdida de empleo, en particular entre las mujeres que trabajan en el sector informal”.

Remarca el hecho de que “las mujeres constituyen el 70 % de los trabajadores de primera línea en los sectores sanitario y social en la lucha contra Covid-19 en toda una serie de ocupaciones”, y que pueda tener “importantes repercusiones para las mujeres, por motivo de género, entre otras cosas en lo que respecta al acceso equitativo y apropiado a los servicios de atención de la salud”.

Y muestra preocupación porque las “repercusiones económicas de la pandemia de Covid-19 pongan en considerable peligro los medios de vida y la seguridad económica de las mujeres y las niñas”.

Exhorta a que los Estados “deroguen todas las leyes y las políticas que se centren o penalicen exclusiva o desproporcionadamente los actos o el comportamiento de las mujeres y las niñas, así como las leyes y políticas que las discriminen por cualquier motivo, incluidas las costumbres, las tradiciones o la utilización indebida de la cultura o la religión, y creen mecanismos de rendición de cuentas para poner fin a la impunidad y prevenir, eliminar y remediar la aplicación discriminatoria de la ley”.

Es textual.

La embajadora de México ante la ONU en Ginebra Socorro Flores Liera defendió con los dientes la resolución que recibió sendos embates de países árabes y africanos, especialmente con respecto a la mención de los derechos sexuales de la mujer, y pese a ello, se adoptó por consenso. Una gran victoria diplomática.

Sin embargo, al parecer Andrés Manuel López Obrador desconoce la resolución impulsada por México en el seno del Consejo de Derechos Humanos y de ninguna manera busca predicar con el ejemplo pues asignó menos del 2% del Presupuesto de Egresos en 2020 para combatir la violencia de género, sin contar los recortes.

La discriminación estructural de la mujer no es la prioridad en la agenda de AMLO, eso está claro, pero resoluciones como esta le cubren las espaldas en materia de derechos humanos en la arena internacional.

Si la 4T defiende los derechos de la mujer en la ONU, debería empezar por dar muestras inequívocas de que el país marcha en esa dirección.

Todo lo contrario. AMLO es el primero que discrimina a las mujeres, a las feministas y traiciona a millones de víctimas de feminicidio.

Es deplorable que exista esta incongruencia, esta hipocresía, el doble discurso, las dos caras, cuando el país se hunde en una epidemia de violencia de género, discriminación, impunidad y en la falta de acciones contundentes para erradicar este flagelo al que millones de mujeres y niñas siguen sometidas en México.

Es imperdonable.