Dentro de 30 años, los mexicanos se preguntarán: ¿cuándo fue la primera vez que los mexicanos modificaron la Carta Magna a través de una aplicación digital? Y cuando investiguen descubrirán que fue en agosto de 2018 cuando se echó a andar un proceso para reunir firmas a través de una app, y que el primer artículo que se reformó por una iniciativa ciudadana fue el 102 constitucional. Así visualiza Gustavo de Hoyos, presidente nacional de la Coparmex, el impacto de la iniciativa que su gremio está empujando para que México pueda contar con un fiscal general independiente, que no responda al favor presidencial y que, por tanto, realice investigaciones que acaben con la impunidad, la corrupción y fortalezcan el Estado de derecho. En entrevista con ejecentral, el dirigente de la Confederación Patronal de la República Mexicana reconoció que uno de los principales escollos para este objetivo es el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, quien tiene claras intenciones de combatir la corrupción, pero desconoce que el diseño institucional le permite al país ir más allá de los voluntarismos sexenales. —¿Qué opina de la visión de López Obrador respecto a que basta con que el presidente de la República sea honesto para que el resto de los servidores públicos también lo sean y, en automático, combatan la corrupción? —Me parece que el ejemplo es fundamental, ni duda cabe de ello. En una familia, que el padre y la madre se conduzcan con valores, con principios, es un ingrediente indispensable para que esa conducta permee a los demás miembros de la familia, pero eso no implica que los hijos no sean sujetos a tentaciones o incluso puedan caer en faltas. Valoramos el que haya este compromiso personal, lo aquilatamos en toda su dimensión, pero desde luego que eso no basta, se necesitan controles institucionales para que los secretarios de Estado, lo directores de las dependencias del gobierno federal, gobernadores, alcaldes, diputados y senadores cumplan a cabalidad con los principios de integridad. —¿Por más honorable que sea el fiscal general, cree que la actuación de una persona es suficiente para combatir la corrupción? —Desde luego que no. Tenemos que apostarle fuerte a los sistemas que el país ha venido construyendo. Han sido cambios tan rápidos que, de repente, no los tenemos claramente en el radar, pero el país construyó primero el Sistema Nacional de Transparencia, luego el Sistema Nacional de Fiscalización y finalmente el Sistema Nacional Anticorrupción. Lo que tenemos que hacer es valernos de esas estructuras darles plena operatividad para que cumplan con su cometido. —Aunque esos sistemas no han terminado de cuajar… —Yo diría que sí, y déjame ejemplificar. Nadie pondría en duda la efectividad con la que ha actuado en los últimos años la Auditoría Superior de la Federación, esa institución es parte del Sistema Nacional de Fiscalización y tiene identificados cerca de 80 mil millones de pesos de presupuesto federal que ha sido mal usado o robado por los gobiernos estatales. Ahí está la institución del Estado mexicano generando la información, la pregunta es ¿qué ha pasado con esos datos, qué ha pasado con esas carpetas de investigación? No hay una sola investigación en curso llevada a cabo por la PGR. Gustavo de Hoyos sostuvo que los principales problemas de México son la debilidad del Estado de derecho y la impunidad que priva en la comisión de delitos. Aseguró que el camino para combatir de manera real esos problemas comienza con darle a la Fiscalía General la autonomía que necesita.
El país ha experimentado en la últimas décadas una transformación muy importante generando autonomías que han aportado muchísimo. Las primeras, ni duda cabe, son las autonomías universitarias, que permitieron que incluso cuando había regímenes poco tolerantes en cuando a libertad de expresión, en las universidades se viviera a plenitud esta autonomía.
“Pasaron los años y en el ámbito de la economía, concretamente el Banco de México, logró su autonomía y esto permitió darle una gran fortaleza a la economía del país. Pasaron los años y tuvimos una tercera transformación en materia de autonomías y vimos surgir al IFE, una institución que ha permitido que en 18 años México haya habido tenido alternancia en la Presidencia de la República de derecha, de centro y de izquierda. “Pues bien, la parte que no hemos tocado es la autonomía en la justicia, por es que para nosotros es fundamental que ahora de cara a este cambio de época que estamos viviendo en el país toquemos este aspecto tan importante”, relató el líder empresarial. De Hoyos dijo que cuando ha platicado con personas de otros países que han tenido un papel fundamental en casos emblemáticos de justicia, en los que se ha perseguido a jefes de Estado que han violado la ley y que algunos están en prisión, y les pregunta cuál es el secreto, la respuesta siempre es la misma: les dieron autonomía.
Cuando el fiscal general o los fiscales especiales saben que la permanencia en su puesto no depende del favor presidencial, en ese momento el sistema de justicia empieza a funcionar. Nosotros lo que hemos visto en este punto es que tenemos un claro disenso con el presidente electo, que ha manifestado que en su perspectiva el país no necesita de una fiscalía autónoma e independiente, el dice que en los hecho va a permitir que sea independiente.
“Nosotros celebramos que lo maneje como una decisión personal, sin embargo nos parece que la conformación de instituciones de largo aliento es fundamental, no basta con la decisión personal por muy legítima que sea, pues esa dura un sexenio”, dijo De Hoyos. El dirigente de los empresarios estima que la iniciativa para reformar el 102 constitucional será histórica por dos motivos: “Primero, es la primera vez en la historia de la democracia mexicana que una iniciativa ciudadana pretende modificar la Constitución. Segundo, es la primera vez en la historia que un ejercicio de participación ciudadana se lleva a cabo co apoyo de una aplicación digital.
Esto es trascendente porque hacia adelante en la vida democrática del país, vamos a empezar a ver muchos ejercicios basados en aplicaciones digitales; o me cabe la menor duda que incluso en algunos años, no sé si dentro de seis o de 12, podremos votar ya con el teléfono inteligente”.