Con un traje azul, mal semblante y lanzando improperios contra el juez y la fiscal del juicio civil en Nueva York. Así fue como se presentó el expresidente Donald Trump a la sala en donde se discute el futuro de su imperio inmobiliario.
“Señor Kise, ¿puede controlar a su cliente? Esto no es un mitin político. Esto es un tribunal”, fueron las palabras con las que el juez Arthur Engoron se dirigió a Chris Kise, abogado del empresario, con el fin de frenar los insultos del propio Trump. Y es que el interrogado no solo no respondía a las preguntas, sino que aprovechaba el momento en que se le daba la palabra para argumentar a su favor.
“Es una caza de brujas política, digna de un país del tercer mundo y de repúblicas bananeras”, acusó.
Tras los llamados de atencion y la imposicion de dos multas por atacar a la secretaria judicial y violar la orden de silencio que le prohibía hablar sobre el personal del juez, al expresidente no le quedó mas opción que contestar a regañadientes.
La fiscalía neoyorquina acusa por la vía civil a Donald Trump y a dos de sus hijos, Ronald Jr y Eric, de haber sobrevalorado los activos de la Trump Organization, —un conglomerado de empresas que gestionan rascacielos, hoteles, residencias de lujo y campos de golf en todo el mundo—, para obtener mejores préstamos bancarios y condiciones de seguro más favorables.
Y aunque el peor panorama para Trump en este juicio no es la cárcel, representa una seria amenaza a su imperio inmobiliario, del que podría perder una parte importante. Sus hijos Donald Jr y Eric, ya declararon ante el juez la semana pasada en calidad de vicepresidentes de la empresa familiar, mientras que su hija Ivanka ha sido citada a declarar el próximo miércoles, aunque ella no forma parte de los acusados.
Al término del interrogatorio, medios de comunicación publicaron que el equipo del expresidente se mostró satisfecho de la manera en que manejó su testimonio. “Está convirtiendo esto en el show de Trump. Así es como está ganando”, dijo una fuente anónima a CNN.
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