En México, la conservación ambiental suele aparecer en discursos oficiales, planes sexenales carentes de presupuesto y comunicados triunfalistas. Sin embargo, en el territorio —donde la biodiversidad realmente se pierde o se defiende— la presencia del Estado en ocasiones es intermitente o, en muchos casos, inexistente. En ese vacío operan comunidades que sostienen procesos de conservación fundamentales para la supervivencia de especies en riesgo crítico o en peligro de extinción.
En las costas de Oaxaca, una de esas experiencias es Vivemar, una organización comunitaria fundada en 2011 en Bajos de Chila. No es un organismo gubernamental ni una asociación financiada por grandes capitales. Es una sociedad cooperativa integrada por habitantes de la región que decidió organizarse frente al deterioro acelerado de los ecosistemas del litoral, la contaminación y la histórica extracción ilegal de huevos de tortuga marina, así como el tráfico ilegal de la carne de tortuga.
Año con año, cuatro de las siete especies de tortugas marinas presentes en el mundo llegan a Oaxaca durante su proceso de anidación; entre ellas, la tortuga laúd o Dermochelys coriacea, por su nombre científico. Este coloso de hasta dos metros de longitud y una tonelada de peso se encuentra en peligro crítico de extinción y sus poblaciones se ven cada vez más amenazadas; sus principales peligros: la contaminación de sus ecosistemas, las embarcaciones, la pesca de arrastre, la cacería ilegal y el saqueo ilegal de huevos y crías.
El trabajo de Vivemar desmiente la idea de que la conservación ambiental solo es posible a través de grandes estructuras institucionales. Entre 2017 y 2022, la organización liberó más de 1.1 millones de crías de tortugas marinas, entre ellas especies como la golfina, verde, laúd y carey —todas en distintas categorías de riesgo—, todo como resultado del esfuerzo constante de una familia organizada que comprendió la importancia de velar por nuestra casa común y sus organismos. A esto se suma la limpieza de más de 4,784 kilogramos de basura y la protección directa de 27 kilómetros de costa, que incluyen playas sometidas a una fuerte presión turística e inmobiliaria.
Vivemar forma parte de la Red de Humedales de la Costa de Oaxaca y desarrolla un enfoque integral de conservación que abarca educación ambiental gratuita a primarias de las comunidades aledañas bajo su programa “Escuelita Vivemar”, anillamiento científico de aves, reforestación de manglares y proyectos de innovación tecnológica, como el monitoreo con drones, el rastreo por medio de geolocalizadores PIT (Transpondedores Pasivos Integrados) e inteligencia artificial. Este modelo de conservación comunitaria es otro ejemplo de la labor de las comunidades, quienes asumen los costos económicos, sociales y personales de sostener ecosistemas estratégicos para el país.
En este contexto de conservación, surge RETURN: Salvando a las Tortugas, un corto video documental que busca registrar y acompañar estos procesos desde el territorio. Este proyecto no es solo un ejercicio de contemplación, sino una herramienta para documentar el esfuerzo colectivo por la protección de nuestra biodiversidad: jornadas nocturnas de monitoreo, vigilancia de nidos, trabajo científico, liberaciones y la conservación de nuestra fauna silvestre; así como el trabajo educativo con niñas y niños que crecerán en contacto directo con estos ecosistemas.
Más que contar la historia de un proyecto aislado, RETURN se inserta como un testimonio de la conservación comunitaria en acción. El documental busca dejar constancia de que la defensa de la biodiversidad en México lamentablemente no encuentra un sostén en las políticas públicas de los gobiernos, sino en el compromiso, esfuerzo y sacrificio cotidiano de comunidades organizadas que, aun sin garantías ni apoyos estables, continúan protegiendo la vida marina frente a un escenario cada vez más adverso. RETURN se estrenará en diversas plataformas a inicios del año 2026.
(artículo elaborado con la colaboración de Ignacio Loera)
