BRICS, ascenso y responsabilidades

16 de Mayo de 2024

Luis M Cruz
Luis M Cruz

BRICS, ascenso y responsabilidades

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1.

En un mundo estremecido por conflictos y problemas extremos, surgen planteamientos que buscan nuevos equilibrios y espacios de actuación o influencia, pero que distan de ser inéditos. Es decir, de alguna u otra forma hemos visto en la historia de la Humanidad situaciones semejantes, conforme los países, las sociedades o modelos de producción se desarrollan. En el Siglo XX vivimos la gran confrontación entre el capitalismo y el comunismo cuyo desenlace nos tiene ahora en una situación de múltiples posibilidades. La geopolítica se ha hecho cargo de algunas, con una reedición de la antigua confrontación entre el Este y el Oeste conforme la invasión en Ucrania alinea a Europa y la OTAN en el lado occidental, con Rusia y remanentes ex soviéticos en la otra.

2.

Por otra parte, en el ámbito económico y social, los países compiten y perfilan bloques de aliados y comercio, que van moldeando varios polos y regiones en Norteamérica, el Sudeste asiático, la Unión Europea, el centro de Asia, Medio Oriente, China y la ruta de la Seda, Africa subsahariana y el IndoPacífico; lugares en los que la relatividad y seguridad de las cadenas de suministro, producción y distribución de bienes y servicios adquieren rasgos proteccionistas frente al libre comercio hasta hace muy poco prevaleciente. Definitivamente, el mundo postpandemia no parece abierto a la cooperación y el intercambio, sino a la rivalidad, las visiones cortas, los intereses concretos y la búsqueda de seguridad en todos los ámbitos, estratégicos, productivos, energéticos, sanitarios o militares, siendo el “friendshoring” el sucedáneo perfecto para el “nearshoring”, es decir, amistad y cercanía en la fragua de alianzas comerciales, políticas y regionales.

3.

Los problemas globales son los mismos para todos; el calentamiento global hará que paguemos un elevado precio por no hacer ahora lo que debimos hacer hace tiempo, que es racionalizar la explotación y consumo de los recursos naturales. Hace 150 años, cada ser humano dejaba una huella de carbono equivalente a dos toneladas de CO2, en tanto que hoy, siendo ocho veces más personas, la huella de carbono de cada quien equivale a 7 toneladas de CO2. Volver a un nivel sostenible implica necesariamente reducir los patrones de consumo, es decir, salir de las líneas de bienestar propias de las sociedades occidentales. O bien, encontrar una forma que haga compatible ese nivel con la regeneración del hábitat, suelos y aguas y el uso de fuentes renovables de materias primas y energía. Lo mismo puede decirse de la sanidad y las pandemias que vienen, los riesgos inherentes a la proliferación nuclear o la inteligencia artificial; la producción de alimentos, el suministro de agua potable y para usos agrícolas, sosteniendo un nivel de precios y empleo aceptable y accesible para las mayorías.

4.

En ese sentido, un grupo poderoso, alternativo al G7, son los países BRICS, integrado desde 2006 por Brasil, Rusia, India, China y más recientemente, Sudáfrica, con capacidad e influencia para constituirse en una voz alternativa para los países del sur profundo, el otrora movimiento de Países No Alineados.

5.

Los BRICS se reunirán en agosto en Johannesburgo, Sudáfrica, buscando crear alternativas al modo estrictamente occidental, pero hasta el momento adolecen de lo que más se necesita, que son fondos disponibles y accesibles para emprender algo como un gran Plan Marshall para frenar la pobreza y la desigualdad prevalecientes. En reciente reunión de ministros, los BRICS alertaron sobre la rivalidad geoestratégica actual, que invisibiliza el sufrimiento de los pobres. Pero no basta con denunciar que los países desarrollados no cumplen sus compromisos y trasladan la responsabilidad al sur global, sino ver cómo estos BRICS, siendo poderosas economías en ascenso, pudieran contribuir a mejorar las perspectivas, como no sea replicar el modelo de la invasión a Ucrania.

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